La renovación empieza por Murcia. Ramón Luis Valcárcel dejará mañana la presidencia de la región, 19 años después de ganar sus primeras elecciones. El barón murciano anunció su dimisión el 3 de abril para formar parte de la lista popular a las europeas del 25 de mayo y mañana la Asamblea regional votará a Alberto Garre como nuevo presidente. El PP inicia así el relevo generacional de sus barones, con la vista puesta en las elecciones autonómicas y municipales del año que viene. Después de arrasar en los comicios de 2011 y lograr la mayor cuota de poder territorial que jamás tuvo un partido en democracia, los populares afrontan el nuevo ciclo electoral con gran incertidumbre.
De los 13 candidatos presentados en 2011 -Andalucía, País Vasco, Catalunya y Galicia siguen sus propios tiempos-, al menos seis no repetirán. La de Valcárcel es la tercera dimisión de un presidente popular esta legislatura, tras el abandono del valenciano Francisco Camps por su procesamiento en el »caso de los trajes» y la retirada de Esperanza Aguirre en Madrid. Además, dieron un paso atrás Santiago Cervera -líder del partido en Navarra hasta su detención por presunto chantaje al presidente de Caja Navarra en 2012- e Isabel Pérez-Espinosa, a quien sucedió en Asturias Mercedes Fernández como candidata en las elecciones anticipadas por Cascos. En ninguno de estos cuatro territorios ha surgido un liderazgo consolidado, situación que se une al deterioro general que sufren los populares fruto del desgaste por la acción de Gobierno.
Además, se da por hecho que el castellanoleonés Juan Vicente Herrera no repetirá el próximo año, al igual que el ministro José Manuel Soria en Canarias. El primero todavía no ha iniciado el proceso para encontrarle sucesor, si bien todas las miradas apuntan al »número dos» del partido y alcalde de Salamanca, Antonio Fernández Mañueco, y a la vicesecretaria general y alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón. Castilla y León es uno de los fortines del PP, que llevan en el poder desde que en 1987 José María Aznar se hizo con el mando de la Junta. En cuanto a Canarias, Soria sigue siendo el presidente del partido pero su salto a la política nacional de la mano de Mariano Rajoy hace que sea impensable por el momento un regreso. Tampoco aquí han empezado los populares a buscar sustituto.
Por su parte, la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, podría formar parte de la lista europea, como Valcárcel, y precipitar su relevo. Génova no acaba de aprobar la gestión de Camacho, a quien Ciudadanos ha robado el protagonismo en la oposición al desafío soberanista de la Generalitat, y una solución sería cederle protagonismo en Estrasburgo para buscar ya nuevo barón catalán.
Consolidados
Sí aparecen consolidados y con todas las posibilidades de volver a presentarse los presidentes de Aragón, Baleares, Extremadura, Cantabria y Castilla-La Mancha. Luisa Fernanda Rudi, José Ramón Bauzá, José Antonio Monago, Ignacio Diego y María Dolores de Cospedal han realizado una gestión que cuenta con el visto bueno de la dirección y nadie les discute en sus respectivas regiones. Una incógnita es lo que hará el barón más veterano, el riojano Pedro Sanz, que lleva desde 1995 al frente de la presidencia de la comunidad y tras la dimisión de Valcárcel, hace unas semanas, dijo que no había “pensado” en ello y que estaría en el puesto “mientras quieran los riojanos”.
Los recién elegidos presidentes del PP en Andalucía y País Vasco, Juan Manuel Moreno Bonilla y Arantza Quiroga, tienen ante sí el reto de afianzarse en tiempo récord. El primero debe defender los ayuntamientos de las capitales de provincia sin saber con exactitud si esa cita llegará antes, después o a la vez que los comicios autonómicos que Susana Díaz podría adelantar en cualquier momento. Quiroga, en cambio ha heredado una formación en horas bajas y con división interna que lucha por no caer en la irrelevancia política. El gallego Alberto Núñez Feijoo, por último, es uno de los que más crédito y proyección tiene dentro del partido y el único que ha ganado unas elecciones con Rajoy ya en el poder.
Doce meses por delante y muchas dudas por despejar es lo que tiene el PP por delante. Todo ello con la incógnita de la lista europea, de la que solo se sabe que incluirá a Valcárcel y que podría buscar acomodo a otros barones en transición. El relevo generacional ha comenzado.