El presidente de EEUU, Barack Obama, habló hoy por teléfono con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y con el gobernante mexicano, Felipe Calderón, sobre la situación en la eurozona y los preparativos de la cumbre del G20, que comenzará el lunes en Los Cabos (México).
Las conversaciones, por separado, con ambos forman parte de las «estrechas consultas del presidente con varios líderes sobre la economía global», explicó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Van Rompuy y Obama estuvieron de acuerdo «en la importancia de (disponer) medidas para fortalecer la capacidad de recuperación de la zona euro y el crecimiento en Europa y en el mundo», indicó Carney.
Con Calderón, anfitrión de la cumbre del G20, que tendrá lugar el 18 y 19 de junio en Los Cabos, Obama dialogó sobre los preparativos de esa cita y de la agenda, según el portavoz de la Casa Blanca.
El mandatario estadounidense acordó trabajar estrechamente tanto con Van Rompuy como con Calderón para que la cumbre sea «exitosa», agregó Carney.
Obama cree que la economía estadounidense sigue débil en parte por la crisis en la eurozona y por eso en el G20, en el que será probablemente su último viaje internacional hasta después de las elecciones de noviembre, presionará a los líderes europeos para que tomen más medidas para estabilizar el sistema financiero.
En los últimos días Obama ha hablado por teléfono con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, François Hollande, y los primeros ministros del Reino Unido, David Cameron, e Italia, Mario Monti.
A los cuatro les ha insistido en la urgencia y la importancia de actuar para que la eurozona se recupere, según la Casa Blanca.
«Todo el mundo está de acuerdo en enfocarse en el crecimiento y en la creación de empleo en el corto plazo», aseguró hoy Carney al afirmar que ésa es la forma de «ayudar a controlar el déficit».
En cuanto a las elecciones del próximo domingo en Grecia, Carney recordó que Obama aconsejó el pasado viernes a los griegos que permanezcan en el euro, porque la situación «irá a peor» si votan en un sentido que implique salir de la moneda europea.