El minisitro de Exteriores español José Manuel García-Margallo se reunirá mañana con Jaua con quien mantendrá un almuerzo, por vez primera después de la polémica que mantuvieron sobre el resultado electoral en el país caribeño y que supuso la llamada a consultas del embajador de Venezuela en Madrid.
El encuentro con Jaua -que realizará una escala en Madrid en una gira por otros países europeos- se producirá en el Palacio de Viana y aún no se ha decidido si comparecerán en rueda de prensa.
Preguntado por cómo será ese encuentro durante su intervención el Forum Europa, y si se tenderán puentes con Venezuela, García-Margallo ha respondido a los periodistas: «Los puentes no se han roto nunca. El Gobierno español no ha roto nunca los puentes con Venezuela».
Ha explicado que ha tenido reuniones frecuentes con las autoridades venezolanas, la última con el que fuera embajador en ese país, ahora incorporado al Gobierno de Nicolás Maduro.
«España no tiene ningún conflicto con ningún Estado, tiene relaciones cordiales con todos ellos y especialmente cordiales con los países de la comunidad iberoamericana», ha apuntado.
El jefe de la diplomacia española ha señalado que en el mundo hay sistemas políticos y económicos distintos. «La clave es el respeto y resolver los problemas como son, que son problemas de familia», ha añadido el ministro.
Reunión tras la tensión
La reunión entre García-Margallo y Jaua tendrá lugar apenas dos meses después de las tensiones diplomáticas que vivieron España y Venezuela por las elecciones presidenciales celebradas en el país latinoamericano tras la muerte de Hugo Chávez.
El pasado 15 de abril, García-Margallo aseguró que tomaba «nota» de la victoria del candidato chavista, Nicolás Maduro, en los comicios y abogó por un recuento electoral rápido para acabar con la situación de «interinidad».
Pese a que se manifestaron en la misma línea otros gobiernos europeos y la propia UE, el Gobierno de Venezuela llamó a consultas al embajador de Caracas en Madrid, Bernardo Álvarez.
El propio Maduro, tras ser proclamado presidente electo, afirmó que esperaba una rectificación del Gobierno español y advirtió de que, en caso contrario, podrían adoptarse medidas «ejemplares».
Sólo un día después, García-Margallo dijo que no pediría disculpas por sus declaraciones ya que sus palabras fueron «medidas», consideró que se había producido un «malentendido» por parte de Venezuela y se mostró «sorprendido» por esa reacción. «Llamar al diálogo no debe ser motivo de represalias», argumentó.
España respeta los resultados electorales venezolanos
Horas después, el Ministerio de Exteriores emitía un comunicado en el que afirmaba que el Gobierno respetaba la proclamación de Maduro como presidente electo por parte del Consejo Nacional Electoral una vez cumplidos «los trámites constitucionales y legales internos».
La respuesta llegó rápida desde Venezuela, con estas palabras de Maduro: «Excelente, muy bien Gobierno de España. Cuenten con nuestra amistad, con nuestro respeto».
Sin embargo, la polémica se reabrió durante un viaje a Washington de García-Margallo en el que, al ser preguntado si España estaría dispuesta a propiciar acercamientos entre el Gobierno y la oposición venezolana, respondió que sí.
Maduro le exigió entonces que sacara «sus narices» de Venezuela, en tanto que Jaua afirmaba que el ministro español era «muy ligero» en sus declaraciones sobre su país.
García-Margallo zanjó la polémica desde Miami al recalcar que las relaciones entre ambos países se basan en el «respeto mutuo» e insistir en que las «decisiones de Venezuela corresponde adoptarlas al pueblo y la sociedad venezolana».