Magdalena Álvarez (San Fernando, Cádiz, 1952) tenía miedo de salir en los medios, del discurso ante la prensa, de ser un rostro político. Se lo dijo a Manuel Chaves cuando el entonces presidente de la Junta de Andalucía se fijó en ella a mediados de los 90 para tener en la administración una experta en finanzas, un perfil técnico para gestionar la hacienda andaluza.
Inspectora de Hacienda desde 1979, cuando ya ganaba algo más de 1.400 euros entonces, el expresidente andaluz la fichó en su gabinete por su trayectoria en puestos de dirección y gestión en el Ministerio de Hacienda: el último y el de más peso antes de saltar a la política andaluza fue la dirección general de la Inspección de Hacienda en la última legislatura de Felipe González.
A pesar de sus reservas a ser un rostro político, Álvarez cogió la mano de Chaves y pasó a dirigir las finanzas de Andalucía. Pero su perfil estaba muy lejos a ser el de un técnico y la entonces consejera de Economía y Hacienda (entre 1994 y 2004), persona de carácter y con facilitad para la dialéctica, se convirtió en un peso político en la Junta de Andalucía.
Su planes vitales no pasaban por la política
“No estaba en sus planes vitales estar en la política”, cuenta el articulista José María de Loma, de La Opinión de Málaga, que conoce muy bien la trayectoria política de Álvarez.
Casada y con dos hijas, criada y formada en Málaga (su tierra), durante su etapa como consejera vivía entre Sevilla y la Costa del Sol. Ahora su lugar de trabajo está en Luxemburgo, como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, un puesto que le reporta casi 24.000 euros al mes. Los fines de semana regresa a Málaga, a su casa de Benalmádena, y aprovecha para pasear por el centro histórico y para ir de compras. Le encanta la ropa.
Magdalena Álvarez se ha labrado una carrera de alta ejecutiva de la Administración Pública, donde antes de ser ministra, fue directora general de diversos departamentos en Hacienda y consejera de sociedades públicas –en los 80 cobraba 540 euros al mes por participar en cada consejo de administración –.
Ante la fianza de 29,5 millones de euros que le ha impuesto la juez Mercedes Alaya, la pregunta es si Álvarez podría hacer frente a esta suma. Su retribución mensual ahora es equiparable al del presidente de EEUU, Barack Obama. Además, tiene cinco viviendas y siete garajes: una casa en Benalmádena y otros cuatro apartamentos en Sevilla, Madrid, Estepona y Málaga. De estos inmuebles, dos están en alquiler, el de Sevilla y Málaga, y a otros dos les pesan hipotecas.
Por su fuerte temperamento y ciertos episodios polémicos, se le han adjudicado varios apodos: ‘Lady Aviaco’, porque cuando estuvo como consejera en esta sociedad se conoció que obtuvo 444 billetes de avión de esta aerolínea; o ‘mandatela’, por la firmeza de su carácter y la iniciativa con la que aborda su trabajo. Le gusta mandar.
“Es muy cercana y campechana en el trato, pero en su círculo profesional es súper exigente” , señala de Loma. El periodista relata una anécdota que revela su carácter: “En una ocasión, cuando estaba negociando como consejera la financiación autonómica con Rajoy, que era ministro de administraciones públicas con Aznar, el ahora presidente encendió un puro y esto enfadó mucho a Magdalena. Le recriminó el gesto, diciéndole que la reunión era seria y que estaba fuera de contexto y se encaró con él. Rajoy acabó apagando el puro”.
La primera ministra reprobada de la democracia
De su etapa como consejera, se le ha criticado la gestión del proceso de unificación de las cajas de ahorro andaluzas. Ya en el Gobierno de Zapatero, tuvo fuertes enfrentamiento con la oposición y fue la primera ministra reprobada, tras los problemas con las obras del AVE a Barcelona y por el caos en los trenes de Cercanías. En el Congreso de los Diputados, se defendió de las críticas con la célebre frase “antes partía que doblá”, reivindicando su acento andaluz.
Magdalena Álvarez salió del Gobierno de Zapatero en 2009, sustituida por José Blanco en Fomento, y ese año fue a las listas europeas como número tres en el PSOE. Tras un año en el Parlamento europeo (con un salario mensual de 7.500 euros al mes), Zapatero la propuso como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones. En julio de 2010 fue nombrada vicepresidenta para el puesto que le corresponde a España en este banco de inversión. En principio, el cargo es para un periodo de seis años.
La exministra no se ha planteado renunciar a su puesto en el BEI por su imputación en los ERE, que está pendiente de resolverse en la Audiencia de Sevilla. Hacerlo es reconocer que tiene responsabilidad en la trama, algo que niega tajantemente. “Lo lleva fatal el caso porque afecta a su familia. Pero reitera que es inocente”, señala de Loma.
Álvarez volvió a declarar su inocencia en un comunicado que emitió tras hacerse pública la fianza. Su imputación estás recurrida ante la Audiencia de Sevilla, que deliberará sobre el 23 de abril sobre este asunto.