«Shukran Yazilan, Ramadan Mubarak», con estas palabras en árabe, que quieren decir «muchas gracias, feliz Ramadán», se despidió hoy el Rey Juan Carlos I de Marruecos, país que ha visitado cuatro días y que según ha confesado dejará en él una «huella imborrable» por la hospitalidad y el cariño recibidos.
Don Juan Carlos se despidió en estos términos tras recibir la llave de oro de Rabat de manos del alcalde de la ciudad, Fatalah Ualalu, en un reconocimiento sin precedentes en el país, ya que nunca antes un jefe de Estado extranjero había sido objeto de este gesto simbólico.
El Rey agradeció el «generoso ofrecimiento» de la llave de la ciudad amurallada, patrimonio de la UNESCO desde 2012 y que según recordó «mantiene tantos y tan antiguos vínculos con España».
También recibió en la misma ceremonia, en la que fue ovacionado a su llegada y salida por los concejales, una réplica de la puerta del mausoleo de Mohamed V, el recinto que visitó el martes pasado para depositar una ofrenda floral en las tumbas del primer rey marroquí y de Hassan II.
«Es un gran honor recibir este símbolo de la capital del reino de Marruecos», dijo el monarca tras recoger los obsequios en el salón de sesiones del ayuntamiento, en cuyo vestíbulo un grupo de trabajadores del consistorio también le recibió con aplausos.
Juan Carlos I definió Rabat como una «dinámica y bellísima ciudad» y recordó que va a acoger la Segunda Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, con participación de ciudades españolas.
«Rabat es también un icono evocador de un pasado común. La majestuosa torre Hassán, que domina la ciudad, se mira en su gemela sevillana, la Giralda, para recordarnos nuestra historia compartida», añadió.
Su viaje de cuatro días acaba hoy y la visita, remarcó el monarca, «dejará una huella imborrable en mí por la hospitalidad y el cariño con los que me han recibido Su Majestad el Rey Mohamed VI y el querido pueblo marroquí».
Además, ha servido, según el jefe del Estado español, para confirmar el «deseo de seguir estrechando nuestros lazos políticos y económicos, sociales y culturales» a partir de una «confluencia de voluntades», para que «la amistad entre nuestros pueblos sea cada vez más fecunda e intensa».
El Rey destacó igualmente que en este viaje le ha acompañado una «importante» delegación ministerial, empresarial y académica, «que es muestra de la prioridad que España reconoce a las relaciones con Marruecos».
Por su parte, el alcalde de Rabat recordó en su discurso las raíces andalusíes de la capital de Marruecos y su rango de Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Fatalah Ualalu subrayó también «el papel fundamental e histórico de Vuestra Majestad en la protección de la democracia, y vuestro afán personal por su consolidación», antes de entregarle la llave de oro.
La ciudad que hoy le ha homenajeado ha permanecido engalanada durante su visita con centenares de banderas españolas y marroquíes distribuidas por las rutas del monarca en sus desplazamientos.
Tras el acto en el ayuntamiento, el Rey Juan Carlos I cerrará su viaje con una visita a un centro de formación y reinserción de jóvenes, en el que estará acompañado por Mohamed VI, quien además le despedirá en el aeropuerto antes de su partida para España.