Reino Unido ha encargado la producción de un nuevo pasaporte nacional que entraría en vigor en 2019, cuando el país saldrá de la Unión Europea (UE).
Un portavoz del Gobierno británico ha explicado que el pasaporte «se rediseña de forma rutinaria cada cinco años para evitar falsificaciones», y el contrato vigente caduca en 2019, por lo que se ha puesto en marcha el proceso para elaborar el próximo documento.
«Hemos lanzado el concurso ahora para asegurarnos de que haya tiempo suficiente de diseñar y producir los pasaportes a partir de 2019, cuando expira el actual contrato», ha manifestado el portavoz, que ha añadido que el Gobierno invertirá en su elaboración 490 millones de libras (576 millones de euros).
La fuente ha dicho que «aún no se ha establecido» un calendario para que los británicos adopten el nuevo pasaporte una vez el Reino Unido haya salido de la UE, algo que se prevé que suceda el 29 de marzo de 2019.
Nostalgia por el azul
Aunque el portavoz ha asegurado que todavía no se ha decidido el color del futuro documento, varios diputados conservadores han pedido ya que sea azul oscuro, como el que tenían los pasaportes británicos antes de que el país adoptara el color granate de la Unión Europea.
El diputado «tory» Andrew Rosindell ha manifestado que el pasaporte comunitario ha sido «una fuente de humillación nacional», y ha pedido que se restituya el azul oscuro como «clara declaración al mundo de que el Reino Unido ha regresado».
Su correligionario Michael Fabricant ha expresado su esperanza de que, cuando toque renovar el pasaporte después del brexit, el próximo «sea azul marino».
El líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, ha declarado por su parte que «la verdadera fuente de humillación es un Gobierno que se preocupa del color del pasaporte mientras hay en marcha una crisis de atención social y de la sanidad pública».
El líder liberaldemocrata, Tim Farron, ha subrayado a su vez que «cambiar el color del pasaporte es otro gasto de la creciente lista del coste del brexit».