En una entrevista concedida a Grupo Noticias, recogida por Europa Press, el Ararteko valora que la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) es una cosa «de la que hay que enorgullecerse porque ha permitido que en Euskadi la crisis se viva de otra manera», y reconoce no obstante que ha tenido «muchas dificultades de gestión».
«Hablamos de una población beneficiaria muy alta para un país pequeño. Pero en general hay que congratularse de que tengamos esta especie de protección colectiva para que cuando no te queda nada sepas que tienes una sociedad que te ampara, a la que sigues perteneciendo, que no te deja caer. Es un mensaje positivo que solo lo tenemos nosotros y Navarra», valora.
Según incide, las mayores quejas que recibe el Ararteko han sido también sobre la RGI. «En esto Euskadi también es única, porque aquí los migrantes cobran la RGI aunque no tengan papeles. Es una manera de favorecer su integración, limitar la delincuencia, evitar enfermedades, otras consecuencias sociales nefastas, la falta de cohesión social», advierte.
Por lo que respecta a los refugiados, señala que el tema dependía del Gobierno central que ha aplicado «una política muy restrictiva y como consecuencia a Euskadi ha llegado muy poca gente», aunque «igual ahora empiezan a aparecer más casos, pero la potestad de decidir quién tiene o no el estatuto de refugiado, a quién se le expulsa o se queda no es competencia del Ejecutivo vasco».
Cuestionado por las críticas sociales respecto al abuso de las ayudas públicas por parte de los inmigrantes, Lezertua cree que «no existe una desigualdad de condiciones».
«Lo que pasa es que las situaciones de la población que vive aquí desde hace mucho son mejores que las de las personas que llegan, la mayoría de las veces huyendo de la pobreza. Gran parte de las ayudas sociales benefician a los mas pobres. ¿Qué ocurre? Que entre los pobres de los más pobres están los que llegan aquí. Es cierto que existe un runrún en la carnicería o en la taberna que dice que gastamos mucho en ellos… Al final, en las sociedades si no se logra establecer una forma de cohesión social se generan focos de violencia, lugares donde la policía y los servicios sociales no pueden entrar; focos de epidemias, violencia en las escuelas. No queremos vivir en una sociedad así», indica.