La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que lidera el expresidente del Gobierno José María Aznar, señaló este martes que el PP y el PSOE “se han despeñado juntos, abrazados el uno al otro en una larga caída” que ha llevado al bipartidismo a la “autodestrucción”.
En su último editorial, titulado ‘El bipartidismo ha perdido los votos no por “ser” el PSOE o el PP sino por dejar de serlo’, indicó que los españoles ya llevan advirtiendo desde “hace mucho tiempo” de su distanciamiento con los partidos en los que habitualmente habían confiado.
“El final del bipartidismo ha adoptado forma de autodestrucción: PP y PSOE se han despeñado juntos, abrazados el uno al otro en una larga caída iniciada apenas unos meses después de la elección de José Luis Rodríguez Zapatero y continuada después”, remarca FAES.
El problema, según la fundación de Aznar, es que estos partidos han “sobrerreaccionado” ante ellos “para adentrarse a marchas forzadas en una senda de supuesta modernidad impostada, ajena por completo a la mayoría social” y, de esta forma, han dejado “a la intemperie a una parte muy significativa de su electorado” durante la crisis.
Por otro lado, sobre los denominados partidos emergentes, como son Podemos y Ciudadanos, FAES considera que el fenómeno de la nueva política “se convierte en el riesgo de la volatilidad, del personalismo y de la sentimentalización”.
En esta situación, en la que a su juicio existen “más desafíos que certezas”, FAES cree que únicamente “con los dos grandes” partidos “no hay salida para España”, pero “tampoco la habrá sin ellos”. Por ello, reclama “propuestas capaces de operar con carácter contracíclico”.
Además, cree que los nuevos partidos se han hecho un hueco en el actual espectro político muy rápidamente porque han recuperado “algunas de las señas de identidad que los dos grandes partidos habían abandonado”.
Por una parte, dice que lo que impulsó al partido de Pablo Iglesias fue hacerse con el “lenguaje clásico de la izquierda”, mientras que Ciudadanos se ha hecho con el lenguaje y agenda clásicos de la derecha frente a “una zigzagueante agenda chic” que ha quedado en un segundo plano.