La exfiscal general venezolana Luisa Ortega, destituida por la Asamblea Nacional Constituyente de su país, y su esposo, el diputado Germán Ferrer, han llegado este sábado a Bogotá procedentes de Aruba.
«El día de hoy en horas de la tarde ingresó al país proveniente de Aruba la señora fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, quien arribó en un vuelo privado al Aeropuerto de Bogotá», reza un comunicado difundido por el Ministerio de Migración colombiano.
La información añade que ambos hicieron «su correspondiente trámite migratorio ante las autoridades», sin precisar mayores detalles.
«Perseguida sistemáticamente»
Horas antes, Ortega había intervenido vía telefónica en la Cumbre de Procuradores y Fiscales de América Latina, que concluye este fin de semana en la ciudad mexicana de Puebla, donde denunció la «persecución sistemática» del Gobierno de Nicolás Maduro hacia ella y personal del Ministerio Público al proceso por los sobornos de la firma brasileña Odebrecht.
«Es el mayor hecho de corrupción en la región y eso los tiene muy preocupados y angustiados porque saben que tenemos la información y el detalle de todas las operaciones y montos y personajes que se enriquecieron», afirmó la exfiscal, y advirtió de que la investigación «involucra al señor Nicolás Maduro y su entorno».
Vinculada al chavismo y destituida por Maduro
El pasado 5 de agosto Ortega fue destituida de su cargo por la Asamblea Constituyente, que la acusó de haber cometido «actos inmorales», una acción que para la exfiscal es un paso más del Gobierno de Maduro hacia el establecimiento de una dictadura.
Ortega estuvo vinculada en el pasado al chavismo y se distanció de Maduro en los últimos meses después de denunciar la ruptura del orden constitucional en su país tras dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que le quitaban competencias al Parlamento y limitaban la inmunidad de los diputados.
Además, la destituida fiscal general criticó duramente la actuación de la fuerza pública venezolana para contener las manifestaciones en contra de Maduro, que en cuatro meses dejaron más de un centenar de muertos.