Ahora que hemos guardado las toallas de playa, las sombrillas y los bañadores es hora de ir sacando la ropa de otoño/invierno para afrontar estas estaciones. También es tiempo de desempolvar los trajes de Halloween para convertirnos en seres aterradores el 31 de octubre. Pero a parte de convertirnos en monstruos, también tendremos que decorar nuestras casas con los objetos típicos de la festividad. Y que mejor manera que con una calabaza.
¿Y cómo hacemos una calabaza de Halloween perfecta? Pues muy sencillo. Lo primero de todo es conseguir una buena calabaza, de gran tamaño que así lucirá más. Tras conseguir la calabaza, lo que tenemos que hacer es lavarla muy bien y ‘rebanarla‘ la parte de la raíz.
Tras ello, vaciaremos el interior de la calabaza y dibujaremos la forma que queramos que tenga nuestra calabaza. Aquí es donde todo el mundo puede ser original, pues no hay un solo tipo de calabaza, sino que hay muchas. Eso sí, antes de perforar la calabaza, dibujaremos lo que queramos en un papel, así podremos tener una plantilla sobre la que basar nuestro recorte. Y no arrepentirnos de lo que pueda salir.
Este dibujo es el que puede ser original. Podemos hacer desde la tradicional ojos y boca, hasta innovar y conseguir creaciones realmente aterradoras…como por ejemplo, la cara de Jack Skeleton de ‘Pesadilla antes de Navidad‘. Esto queda a vuestra elección. Pero eso sí, no busquéis dibujos muy difíciles que a la hora de cortar pueda estropear la calabaza y no salga el dibujo que esperábais.
Tradicionalmente, las calabazas de Halloween se iluminan con una vela, y esta es una estupenda opción, ya que el baile de la llama da un carácter especialmente misterioso al conjunto, pero también se puede optar por una iluminación artificial, introduciendo en el interior una pequeña guirnalda de las que se utilizan en Navidad.
Una vez escogida la iluminación, volvemos a colocar la parte superior que habíamos cortado y reservado, y nos prepararemos para fingir miedo.