One World Trade Center, el rascacielos que abre sus puertas a los primeros ocupantes este lunes, trece años después de que un atentado terrorista destruyera las torres gemelas, se ha convertido en el nuevo techo de Nueva York a base de cifras desmesuradas.
Las obras del rascacielos, de 104 plantas, comenzaron en 2006 y desde entonces la factura ha ido subiendo hasta unos 3.000 millones de dólares (2.300 millones de euros), según los últimos cálculos oficiales que incluyen la aguja, que servirá de antena de telecomunicaciones y podrá verse a kilómetros de distancia gracias a luz LED.
Mientras, a escasos metros del lugar donde se alza el One World Trade Center continúan las obras de la nueva terminal de transportes diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava, que costará unos 3.800 millones de dólares (2.900 millones de euros) y que puede estar lista para finales de este año 2014.
La estación se convertirá en la tercera terminal más grande de la Gran Manzana, después de las emblemáticas Grand Central y Penn Station, con trece líneas de metro y una parada del Port Authority Trans-Hudson (PATH), el tren de cercanías que atraviesa el Hudson para conectar la ciudad de Nueva York con el estado de Nueva Jersey.
El lugar exacto donde se alzaban las Torres Gemelas se transformó en un memorial en recuerdo a las víctimas del 11S, coincidiendo con el décimo aniversario de los atentados, presidido por dos enormes piscinas y un bosque de árboles, y los nombres de las víctimas impresos en bronce.
Un bunker hacia el cielo
Los promotores del nuevo World Trade Center aprendieron toda una serie de lecciones de los ataques del 11 de Septiembre de 2011, y del dramático colapso y derrumbe de llas Torres Gemelas, para dotar de nuevas medidas de seguridad a los edificios que se levantan en el corazón de Nueva York.
Los ataques del 11S no fueron el primer asalto con éxito en el complejo. Ya en 1993, un camión cargado con 1.500 kilos de explosivos y conducido por un radical yihadista explotó en el garaje subterráneo de la Torre Norte, matando a seis personas, y abriendo un tremendo boquete en la base del edificio, amenazando la integridad estructural del mismo.
Kenneth Lewis, jefe de proyecto del rascacielos del One World Trade Center, se ha tomado muy en serio la tarea de convertir el nuevo símbolo de la Gran Manzana en el edificio más seguro del mundo.
«En un sitio en el centro de Manhattan que ha sido atacado dos veces, la gente está pensando en su seguridad personal», reconoce Lewis. Pero según parece, los acupantes del nuevo One World Trade Center pueden estar tranquilos sabiendo que Lewis y sus colegas han empleado materiales de última generación y técnicas de ingeniería para diseñar un edificio que, a pesar de su altura en alza, será obstinadamente resistente a explosiones y otros ataques violentos.
Las medidas de seguridad comienzan a nivel del suelo con una base de 186 metros construida para soportar una explosión más poderosa que el atentado de 1993 con el coche bomba.
Si bien el marco de las Torres Gemelas fue erigido en su totalidad de acero, la base del nuevo edificio, así como un núcleo interior, se han forjado a partir de 5,4 millones de metros cúbicos de hormigón, lo suficiente como para llenar 60 piscinas de tamaño olímpico. La mezcla elegida puede soportar la presión de hasta 15.000 libras por pulgada cuadrada y es el hormigón más duro jamás utilizado para un edificio de la ciudad de Nueva York.
Su fuerza proviene de una combinación de varillas de refuerzo de acero, una mezcla de nueva creación de materiales, y un proceso de curado de alta tecnología. Las reacciones químicas que refuerzan el hormigón mientras se endurece son muy sensibles a la temperatura, de manera que mientras vertían la mezcla, los ingenieros controlaban termómetros de forma inalámbrica que transmitían lecturas de temperatura.
Contra el »efecto dominó»
La estructura de acero que rodea el rascacielos es igual de robusta. Cuando los aviones atacaron las Torres Gemelas en 2001, los pisos ubicados justo debajo del impactocolapsaron bajo el peso de los pisos superiores, lo que desencadenó un efecto dominó que llevó a un colapso total.
El One World Trade Center cuenta con vigas y columnas soldadas y atornilladas entre sí para distribuir el peso, por lo que si cualquiera de las dos columnas principales fallan, el resto puede tomar el relevo.
En el arranque del edificio, el sistema constructivo está compuesto por un núcleo central de hormigón armado que contiene los núcleos de ascensores, escaleras de emergencia e instalaciones. Para el cerramiento exterior se empleó una super-estructura perimetral de pilares y vigas cargadero o en celosía que llegan hasta la planta 20, nivel que coincide con la primera planta de oficinas.
En la base, la enorme estructura metálica se recubre de muros pantalla de hormigón armado que sólo se ven interrumpidos por unas finas franjas verticales a modo de ventanas de iluminación para una mayor seguridad en caso de posibles atentados.
La estructura de acero esta protegida con material ignífugo y las escaleras de emergencia del núcleo central fueron protegidas con anchos muros de hormigón armado que quedan totalmente aisladas del fuego en caso de posible incendio. Asimismo, todas las salidas del edificio están diseñadas de forma extremadamente ancha para facilitar una fácil evacuación en caso de posible peligro.
Cinco de los 70 ascensores del One World Trade Center viajarán a 37 km/h. Serán los más rápidos de América del Norte, de modo que una subida de emergencia a la parte superior del rascacielos se podrá realizar en un minuto. En EEUU, la mayoría de los ascensores funcionan a entre 1,6 y 10 Km/h.