El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, advirtió hoy de que el envío de armas a algunos grupos rebeldes en Siria puede significar que estas lleguen a manos de los insurgentes en Irak.
En su mensaje semanal emitido por la televisión estatal iraquí, Al Maliki aseguró que «abrir la puerta a entregar armas a las organizaciones terroristas en Siria significa apoyarlas también en Irak», y criticó a los países que supuestamente respaldan a los rebeldes sirios.
Los representantes del régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, en la conferencia de paz que se está celebrando en Ginebra denunciaron ayer que EEUU pretende volver a enviar armas en pequeñas proporciones a Siria.
Al Maliki dijo que las fuerzas tribales y el Ejército en la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, tienen «la capacidad de buscar a los insurgentes, cercarlos y cortar la comunicación entre ellos, Al Qaeda y el Frente Al Nusra (también ligado a la red terrorista) en Siria».
Afirmó que las fuerzas gubernamentales quemaron un convoy de quince camiones cargados con armas procedentes de Siria.
El primer ministro destacó la necesidad de «rescatar» a los iraquíes de ciudades como Faluya, en Al Anbar, donde las fuerzas del orden intentan expulsar a los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante, grupo también vinculado a Al Qaeda.
Además, alertó del peligro de que los supuestos terroristas de Faluya se trasladen a otras ciudades como las de Kerbala (sur), Nayaf (sur), Salahedin (este) y Bagdad.
Al Maliki pidió a las demás fuerzas políticas que «dejen de lado las diferencias» y se unan frente a Al Qaeda, mientras que los opositores insisten en que el jefe de Gobierno, de confesión chií, está utilizando la lucha antiterrorista para reprimir a los suníes.