El libio Abu Anas al Libi se declaró hoy «no culpable» ante un tribunal federal de Estados Unidos de participar en la organización de los atentados de 1998 contra las embajadas de ese país en Kenia y Tanzania, en los que murieron 229 personas.
«No culpable», respondió el abogado de Al Libi, cuyo auténtico nombre es Nazih al Raghie, cuando el juez federal Lewis Kaplan preguntó cómo se declaraba el acusado de los cargos de terrorismo que presentó contra él la fiscalía federal del sur de Nueva York.
La acusación, que no pidió pena de muerte para el acusado, cree que Al Libi hizo las fotografías de la embajada estadounidense en Nairobi que fueron luego usadas para decidir dónde debían colocarse los vehículos cargados de explosivos en los atentados perpetrados el 7 de agosto de 1998 por la red terrorista Al Qaeda.
Tras declararse «no culpable», el juez fijó la próxima comparecencia de Al Libi para el próximo día 22 de octubre.
Al Libi figuraba en la lista de los más buscados en Estados Unidos desde el año 2000 y el FBI ofrecía 3,7 millones de euros por información que llevara a su captura.
Fue detenido el pasado día 5 en suelo libio en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses, que lo trasladaron al buque de la Marina estadounidense «USS San Antonio», situado en aguas del Mediterráneo.
Este pasado fin de semana fue transferido a las autoridades judiciales en EE.UU., que le han tenido encausado durante más de una década y ante las cuales compareció hoy por primera vez.
La vista duró apenas diez minutos y en ella se le leyeron los cargos: conspiración para matar a ciudadanos de EE.UU. y conspiración contra los intereses estadounidenses en el extranjero y para atentar contra edificios públicos estadounidenses.
Ciudadano libio de 49 años, Al Libi dijo que no tenía medios para pagarse un abogado, por lo que le será asignado un defensor de oficio a la mayor brevedad mientras hoy se asignó uno para esta sesión de procedimiento.
Con una acusación formal de 150 páginas de extensión, Al Libi compareció esposado, vestido con jersey gris y pantalón blanco, y una larga barba, se mostró calmado durante la comparecencia, en la que se requirió la asistencia de un traductor.
La captura de Al Libi generó críticas en Libia, cuyo Gobierno pidió explicaciones a la administración de Washington por llevar a cabo en su territorio una operación militar sin su conocimiento previo, y calificó de «secuestro» la captura del supuesto líder extremista.
Además, el ministro libio de Justicia, Salah al Margani, convocó la semana pasada a la embajadora estadounidense en el país, Deborah Jones, para pedirle explicaciones sobre la captura y el acusado, concretamente sobre si estaba siendo tratado de manera «humanitaria».
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, dijo que las acusaciones del Gobierno libio son «infundadas», aunque reconoció que Washington no informó a Trípoli del operativo.
Kerry aseguró que Estados Unidos «nunca se detendrá» en su lucha contra el terror y que «seguirá tratando de llevar a los terroristas ante la justicia de manera adecuada con la esperanza de que este tipo de actividades contra todo el mundo se detengan».