La policía francesa ha detenido este sábado, en colaboración con la Guardia Civil, al líder de ETA Mikel Irastorza, que sustituyó en 2015 en la cúpula de la organización a David Pla e Iratxe Sorzabal. Con esta operación, llevada a cabo en el interior de una vivienda de Ascain (País Vasco francés), los terroristas quedan descabezados y sin capacidad operativa.
Una pareja formada por un español de 59 años y una francesa de 56 años también han sido apresados. Ambos albergaban en su domicilio a Irastorza.
El detenido se incorporó a ETA tras las sucesivas operaciones policiales contra los cabecillas de la banda. Fue portavoz del Foro de Debate Nacional, una plataforma impulsada por Batasuna y Eusko Alkartasuna (EA) y encabezaba a una docena de miembros activos procedentes de EKIN.
Al no tener experiencia alguna, se encargaba de gestionar los rescoldos de la organización, con especial atención en los comunicados, ya que estaban empeñados en imponer un relato que negara el discurso de vencedores (el Estado de Derecho y las víctimas) y vencidos (los terroristas).
Fue lo que hicieron el pasado 28 de octubre en una nota remitida al diario »Gara» en la que, además, trataban de restar importancia al desmantelamiento, el 12 de octubre, de un zulo en Carlepont con un arsenal de armas dentro. Asimismo, anunciaban «nuevos compromisos», aunque una vez más sin concretar a qué se referían.
Solo queda la disolución
La irrelevancia actual de la banda terrorista se mide atendiendo a los 350 presos que mantienen bajo su disciplina, aunque ignorados por las autoridades y, en parte, también por la izquierda abertzale.
A pesar de las continuas apelaciones para abrir un último proceso de negociación, el único gesto que esperan a estas alturas los gobiernos de España y Francia es su disolución, lo que replantearía la política de dispersión de presos.
Los últimos jefes con galones fueron Iratxe Sorzábal y David Pla. Cayeron el 22 de septiembre de 2015 en Francia después de que se descabezaran sucesivas cúpulas. Fueron los autores de los últimos comunicados y de la falsa entrega de armas con los verificadores internacionales, que nunca fueron reconocidos por los gobiernos de España y Francia.
ETA seguiría disponiendo, según la información que maneja el Ministerio del Interior, de un arsenal con un centenar de armas y entre dos o tres toneladas de explosivo. «No van a volver a matar, no hay vuelta atrás. No quiere decir que esté inactiva porque tiene que gestionar su defunción y la entrega del arsenal. Pero sólo tiene dos salidas: o entrega las armas o se las quitamos nosotros», explicaba uno de los máximos responsables de la lucha antiterrorista cuando se cumplían, el pasado 20 de octubre, cinco años del anuncio de su cese definitivo de la violencia.