Tras el triunfo del norte en la guerra de Secesión y la abolición de la esclavitud, los derechos de los negros quedaron expresamente protegidos por la Constitución de los Estados Unidos aunque esto no supuso el inicio de una relación armónica entre blancos y negros en el país. Los estados del Sur pusieron en marcha una serie de normas de segregación que en teoría no implicaba una merma de derechos, sino simplemente una aplicación por separado de los mismos, de modo que blancos y negros entraban por distintas puertas a los colegios o las piscinas públicas y bebían de distintos surtidores, pero todos podían gozar del agua, la educación y el ocio.
En los estados del norte la segregación no fue tan evidente en cuanto a los usos y normas cotidianas pero se hizo patente, más aún si cabe, en cuestiones como el trabajo y la vivienda. En teoría ninguna ley prohibía que un negro tuviese una casa en Park Avenue o trabajase en Manhattan pero la realidad era que nadie le vendía a un negro una casa en East Side ni aunque pudiese pagarla y ningún negro trabajaría en la Gran Manzana salvo que fuese de ascensorista.
En los estados del norte, por tanto, se aplicó una segregación mucho más eficaz y difícil de combatir puesto que no apelaba al orgullo o la dignidad del negro sino a su capacidad para ascender socialmente a través de su esfuerzo y su valía personal. Los negros del norte se hacinaron en guetos donde crecía la delincuencia al tiempo que mermaban sus horizontes, convirtiéndose en un problema social mucho más complejo que en el sur.
En los años cincuenta y sesenta en los Estados Unidos había múltiples pruebas de una segregación que no se aplicaba de manera oficial pero que existía y que sólo cambió – muy lentamente – gracias a la labor de Martin Luther King y otros activistas de los derechos sociales. Estas son algunas de ellas:
Los negros ocupaban los asientos de atrás en el autobús: El 1 de diciembre de 1955 la modista Rosa Parks se convertía en un icono de la lucha por los derechos civiles al negarse a ceder su asiento a un blanco en Montgomery, en el estado de Alanbama. Así comenzaría un boicot a la compañía de autobuses liderado por Martin Luther King, un pastor baptista que se daría a conocer en todo el mundo tras esta campaña.
Había aseos públicos, andén de espera, entrada a la piscina y fuentes sólo para negros. La mayor parte de los servicios públicos en los estados del sur tenían el vergonzoso cartel de ‘colored’ cuando eran aptos para negros. En ocasiones, los surtidores de agua o los aseos para negros estaban al lado de los surtidores o aseos para blancos y en general eran más viejos o más pequeños, con lo que se acentuaba la discriminación.
Ley marcial para negros. En algunas ciudades del sur, para evitar conflictos nocturnos entre blancos y negros, se establecía una especia de ley marcial que obligaba a los negros a estar en casa a las diez de la noche. De esta forma se evitaban las peleas o incidentes interraciales.
Segregación territorial. En las grandes ciudades industriales del norte, como Chicago, Detroit o Nueva York, los negros se hacinaron en barrios como Harlem o South Side sin que existiesen leyes que así lo obligasen, salvo la del dinero. Asimismo, por una cuestión de imagen, ningún propietario o inmobiliaria vendía su casa a un negro en los años cincuenta o sesenta en alguno de los barrios más selectos de estas ciudades.
Hospitales para blancos y negros: En 1937, en Chattanooga, en el estado de Tenesse, la cantante de blues más famosa de su tiempo, Bessie Smith, fallecía desangrada tras un accidente de tráfico. En torno a ella se construyó el relato de que había sido rechazada en tres hospitales de blancos y había muerto desangrada en la propia ambulancia, aunque nunca se probó que así fuera. Sin embargo, el mero hecho de que la hipótesis fuera creíble con la ‘emperatriz del blues’ en la ambulancia abre serias dudas sobre lo que pasaría cuando necesitase asistencia un negro anónimo de cualquier estado sureño.
Segregación en el trabajo. Por norma general, los negros tenian una menor educación que los blancos y por tanto ocupaban puestos de menor cualificación, pero si bien en el sur han podido acceder a trabajos artesanos (modistas, herreros, ebanistas…) y alcanzar una cierta estabilidad económica – pese a la discriminación social – en el norte eran mano de obra barata en las fábricas u ocupaban el último escalafón del sector servicios (limpieza, ascensoristas…). Además en el sector industrial los negros han tenido muchos problemas para sindicarse y por ejemplo los sindicatos ferroviarios, muy elitistas y jerárquicos, prohibían expresamente la participación de hombres de color. En el lado opuesto estaba el sindicato de fabricantes de automóviles, con más de 50.000 negros sindicados a principios de los años cincuenta.
Los negros no votaban. El primer sufragio negro en Estados unidos data de 1965, Con Lyndon B. Johnson en la presidencia. Hasta entonces, en algunos estados aún permanecían las Leyes de Jim Crow (1876) en las que se negaba el voto de color al imponer una serie de requisitos como tener propiedades, saber leer o pagar un impuesto especial, cuestiones que la población negra no cumplía por norma general.
Escuelas para negros. En mayo de 1954 la Corte Suprema declaró ilegal la segregación racial en las escuelas de los Estados Unidos al entender que, siendo la educación un derecho esencial, la segregación generaba una desigualdad inadmisible. No obstante, en 1957, Elizabeth Eckford y otros ocho estudiantes afroamericanos tuvieron que ser escoltados por el ejército para poder acudir a clase de Secundaria en un Instituto de Little Rock, en Arkansas. Las escuelas para negros, además, recibían muchos menos fondos que las escuelas para blancos, de ahí la sentencia de la Corte Suprema, que veía discriminación en la segregación.
Negros en las universidades sureñas. Un caso similar al de Elizabeth Eckford fue el de James Meredith, el primer negro graduado en la universidad de Missisippi. Meredith se tuvo que enfrentar con el gobernador Ross Barnett, un segregacionista de profundas ideas racistas que se enfrentó de forma virulenta a los Kennedy – Robert era entonces fiscal general y vivo defensor de los derechos civiles, al igual que John F. desde la presidencia – para evitar que un negro se licenciase en una universidad hasta entonces sólo para blancos. La asistencia de Meredith a clase provocó un increíble altercado que terminó con federales y racistas enzarzados en un tiroteo en el que hubo treinta agentes heridos de bala. Meredith se graduaría en Ciencias Políticas en 1963.
Existía el Ku Klux Klan. El Ku Klux Clan, una sociedad racista fundada por antiguos soldados confederados en 1865, fue un constante castigo para negros y otras minorías raciales en los estados sureños, sobre todo a finales del siglo XIX. Desmembrados y rebautizados en distintas ocasiones, el grupo retomó su vigor en los cincuenta y sesenta, oponiéndose a todas las causas a favor de los derechos civiles. Varios de sus miembros fueron condenados por asesinatos y linchamientos perpetrados en estas fechas.