El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha reconocido en Twitter que «algunas actividades» se han visto afectadas por la «inseguridad», aunque ha asegurado que los equipos de la agencia siguen trabajando.
La OMS vigila la situación en todo momento en colaboración con el Ministerio de Sanidad congoleño y, según su principal responsable, sigue «decidida a mantener el rumbo y terminar con el brote». El Gobierno elevó el jueves a 591 el número total de casos confirmados y probables, de los cuales 357 corresponden a fallecidos.
Oxfam, sin embargo, ha anunciado en un comunicado la suspensión de sus trabajos. El director en funciones de la ONG en el país africano, Raphael Mbuyi, ha reconocido que la situación es «extremadamente preocupante», ya que la paralización de la asistencia puede ir asociada a un aumento en el número de casos de la enfermedad.
Para Mbuyi, «no es sorprendente que la gente que ha visto cómo les dejaban sin voto en el último momento esté frustrada y salga a las calles». «Estas personas se merecen también tener voz», ha añadido, después de que la Comisión Electoral aplazase a marzo las elecciones en varias zonas y decidiese seguir adelante con el proceso en el resto del país.
«Todas las partes necesitan encontrar una manera para que las personas que han sufrido el ébola y vivido décadas de conflicto violento puedan depositar su voto», ha reclamado el jefe de Oxfam.
En el marco de estas protestas, un grupo de manifestantes asaltó el jueves un centro de tránsito en Beni donde se trata los casos sospechosos de ébola a la espera de la confirmación en laboratorio. Más de una veintena de personas abandonaron estas instalaciones, si bien el Ministerio ha confirmado este viernes el regreso de al menos once.