Militantes prorrusos preparaban una gran manifestación el sábado en Donetsk, bastión rusohablante del este de Ucrania, mientras persiste la tensión en Crimea, donde el parlamento local decidió separarse del Estado ucraniano.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, reiteró este sábado que Rusia está abierta a un diálogo sobre Ucrania «honesto, de igual a igual», con las potencias extranjeras.
«Estamos abiertos a un diálogo honesto, de igual a igual y objetivo con nuestros socios europeos para buscar la manera de ayudar a toda Ucrania a salir de la crisis», dijo Lavrov, en una rueda de prensa en Moscú.
Donetsk es la capital de Donbas, una cuenca minera fronteriza con Rusia, de donde es oriundo el depuesto presidente ucraniano Viktor Yanukovich.
Desde que Yanukovich se refugió en Rusia, hay una fuerte tensión en la cuenca de Donbas entre los ciudadanos prorrusos y los defensores de la unidad de Ucrania.
Los partidarios de la unión con Rusia ocuparon durante tres días la administración regional, donde izaron la bandera rusa hasta que fueron desalojados por la policía el jueves por la mañana.
El nuevo gobierno ucraniano, inquieto por lo que está pasando en Donetsk, inició una investigación penal por «atentado a la integridad nacional» contra Pavel Gubarev, un empresario local que se convirtió en el líder de los prorrusos que plantean la unidad con Rusia.
Gubarev, detenido el jueves, se expone a una pena de diez años de cárcel.
El oligarca Serguei Taruta, nombrado gobernador por el nuevo gobierno, reunió el viernes a representantes de la sociedad civil que aprobaron el viernes un llamado a «una Ucrania indivisible».
Al término de una semana agitada, el primer adjunto del alcalde de Donetsk, Serguei Bogachev, percibe «signos de estabilización» gracias a la detención del líder prorruso.
Bogachev reconoció a la AFP que Gubarev «conserva partidarios en la ciudad», y dijo que el movimiento separatista está bajo una «influencia evidente» de Moscú.
El viernes, por segundo día consecutivo, una decena de hombres armados impidieron ingresar en la península de Crimea a 47 militares no armados de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
La misisón de los observadores es intentar que disminuya la tensión en Crimea, donde el parlamento local decidió organizar el domingo 16 de marzo un referéndum sobre la unión con Rusia.
El viernes, militantes prorrusos penetraron en el predio de una base de la Fuerza Aérea ucraniana en Sebastopol, donde está basada la flota rusa del Mar Negro y la mayor parte de las tropas rusas presentes en Crimea.
Frente a las primeras sanciones económicas y diplomáticas de Estados Unidos y la Unión Europea, Moscú amenazó con recurrir en represalia al arma energética.
El viernes, el grupo Gazprom amenazó a Ucrania con interrumpir las exportaciones de gas si el nuevo gobierno no paga inmediatamente una deuda de unos 2.000 millones de dólares.
La advertencia de Gazprom provocó la baja de la bolsas europeas, en particular la de Fráncfort, que cedió 2,01%.
En el terreno diplomático, los múltiples contactos entre diplomáticos occidentale y rusos no arrojaron resultados positivos.
El viernes, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, saludó la «posición unificada» de su país y la Unión Europea sobre Ucrania durante una llamada telefónica con la canciller alemana, Angela Merkel.
Previamente, por segunda vez en menos de una semana, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, había mantenido una larga conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para explicarle las sanciones adoptadas por Washington.
Obama acusó a Rusia de haber violado la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
Por su parte, Putin exhortó a Obama a no «sacrificar» las relaciones entre ambos países por «problemas internacionales aislados».
Inmerso en el mayor enfrentamiento con Rusia desde la disolución de la Unión Soviética, Obama ordenó restringir los visados y congelar los activos de aquellos ucranianos o rusos considerados «responsables o cómplices de amenazar la soberanía de Ucrania».
Los dirigentes de la Unión Europea suspendieron por su lado las negociaciones bilaterales sobre visados y amenazaron con adoptar sanciones más duras contra Rusia, en particular económicas.