El »Chapo Guzmán» se convirtió en dueño y señor del penal de Puente Grande, donde consiguió corromper a decenas de celadores y funcionarios a base de sobornos. Estos le facilitaron todas las comodidades que se le antojaban. Una vida entre rejas pero como si no estuviera preso.
A diferencia del resto de reos, »el Chapo» comía alimentos preparados a su gusto, recibía visitas de mujeres en su celda e incluso llegó a ordenar que le trajeran a un grupo de músicos para sus celebraciones. En una servilleta de papel escribía las intrucciones para dar el dinero a los funcionarios y éstos, a su vez, lo repartían entre el personal de vigilancia asignado al módulo.
Informaciones posteriores revelan que su principal aliado entre los funcionarios, Francisco Javier Camberos, alias »El Chito», le llegó a facilitar un teléfono móvil con el que hacía pedidos y gestionaba su cártel desde la seguridad de la cárcel. Así, el presidente del Consejo Ciudadano, José Antonio Ortega, relata con incredulidad su experiencia durante la entrevista que pudo realizarle, donde se pone de manifiesto los privilegios del mayor narcotraficante del mundo durante su tiempo en prisión.
«La cita estaba prevista para las diez de la mañana pero no se celebró hasta las once de la noche. Cuando le pregunté a qué se debía el retraso me dijo que había estado muy ocupado. Primero había tenido una »visita conyugal», a continuación se había echado un vapor (sauna) y después se fue a dormir porque quería atenderme como era debido».
La entrevista se produjo en un privado de la prisión y no en la celda, donde se había concertado. Además, el presidente de la organización mexicana cuenta que tuvieron «servicio VIP: café, refrescos, galletas y todo lo que él quiso», por supuesto, nadie de seguridad estaba a su lado. No obstante, el encuentro duró poco. Cuando Ortega preguntó a »el Chapo» por cuestiones incómodas, el criminal se dirigió al fiscal presente para decirle que esos temas estaban fuera de lugar. «Había pactado las condiciones con el fiscal, que estaba bajo su nómina.
Entonces, »el Chapo» le preguntó al fiscal por qué le hacía esas preguntas a lo que éste le contestó: «éste te quiere chingar», explica Ortega.
Apenas siete meses después de la entrevista, Guzmán se fugaba de su celda en el módulo tres, apenas un mes después de que Vicente Fox se convirtiera en presidente. ¿Cómo es posible que uno de los narcos más importantes del país se fugue de un penal de máxima seguridad? La respuesta es sencilla: el dinero.