El autobús rosa se convirtió en rojo. De sangre, de muerte. La frialdad de los atacantes tiene conmocionado a Pakistán y a una comunidad señalada por los talibanes como es la chií.
Al menos 43 personas murieron este miércoles en el ataque contra un autocar que transportaba a musulmanes chiitas en Karachi, la principal ciudad del sur de Pakistán, anunció la policía.
El ataque tuvo lugar en el barrio de Safoora Goth y en él murieron murieron 25 hombres y 16 mujeres, según la policía y líderes de la comunidad chiita. En un anterior balance las autoridades hablaron de 25 muertos.
Los talibanes y otros grupos suníes extremistas, que ven a los chiíes como apóstatas, tienen desde hace tiempo presencia en Karachi, y han atacado a chiíes en el pasado. Los chiíes son el 20 por ciento de la población.
Según ha apuntado el diario India Today, las imágenes difundidas del autobús no muestran el impacto de balas en las ventanas, lo que implicaría que los asaltantes entraron y abrieron fuego contra los pasajeros.
El el autobús viajaban 60 pasajeros
«Había unos 60 pasajeros en el bus en el momento del ataque. Los asaltantes llegaron en tres motos. Empezaron disparando contra el conductor. Cuando el autobús se detuvo dispararon contra los pasajeros sin distinción», dijo Najeeb Ahmed Khan, un alto responsable de la policía local. Los asaltantes dispararon primero contra el chófer y, cuando se detuvo el autobús, abrieron fuego contra los pasajeros de forma indiscriminada, explicó un responsable de la policía local, Najeeb Ahmed Khan.
«El objetivo del ataque eran ismaelíes inocentes», confirmó por su parte a la AFP Ghulam Haider Jamali, jefe de la policía de la provincia de Sind, cuya capital es Karachi, y explicó que los atacantes llevaban pistolas de 9 mm.
Las televisiones locales difundieron las imágenes de un autobús rosa manchado de sangre y de los familiares de las víctimas que se precipitaban hacia los hospitales con la esperanza de hallar supervivientes entre la decena de heridos.
Según la policía, hay 16 mujeres entre las víctimas del ataque. Los chiitas representan cerca del 20% de los 200 millones de habitantes de Pakistán, un país de mayoría sunita.
Los chiíes, blancos de los ataques
A finales de enero un ataque en una mezquita chiita donde se celebraba el rezo tradicional del viernes dejó más de 60 muertos en Sind, una pequeña ciudad del sur del país. A principios de 2013 dos atentados con bomba en los barrios chiitas dejaron más de 200 muertos en Quetta, los más graves contra esta minoría en la historia de Pakistán.
En Pakistán, los ataques contra esa minoría se concentran sobre todo alrededor de Quetta (suroeste), Parachinar (noroeste), Gilgit (noreste) y cada vez más en Karachi, una ciudad de unos 20 millones de habitantes que ya sufre enfrentamientos entre grupos armados vinculados a partidos políticos.
Las fuerzas de seguridad paquistaníes habían lanzado en otoño de 2013 una operación para restablecer el orden en la capital económica del país, donde habían muerto 2.000 personas ese año.
Los chiítas son un objetivo prioritario
El comandante del ejército paquistaní, el general Raheel Sharif, anuló una visita oficial de tres días a Sri Lanka tras el atentado de este miércoles. En los últimos años, se han multiplicado los ataques contra los chiitas, a los que los extremistas sunitas acusan de querer importar «la revolución iraní» a Pakistán y de seguir una corriente alejada de una supuesta ortodoxia musulmana.
El atentado de Karachi es el más mortífero desde otro ataque contra los chiitas, a finales de enero, en Shikarpur, una pequeña ciudad situada en la misma provincia de Sind, que dejó más de 60 muertos. Las autoridades han intensificado su lucha antiterrorista desde que los talibanes mataron a 154 personas en una escuela de Peshawar (noroeste), en su mayoría alumnos.
El gobierno decidió levantar una moratoria sobre la pena de muerte, que estaba en vigor desde 2008, y ejecutó a más de un centenar de condenados a muerte, una medida que las organizaciones de defensa de derechos humanos consideran ineficaz para disuadir a los extremistas. Desde 2013, dos atentados con bomba en barrios chiitas causaron cerca de 200 muertos en Quetta, en los ataques más mortíferos contra esa minoría en la historia del país.