Con el 78% del escrutinio realizado, el independiente Alexander Van der Bellen, ha ganado las elecciones presidenciales austriacas con un 53,3% de los votos, frente al 46,7% de su rival. Norbert Hofer, candidato de la extrema derecha, ha reconocido la derrota.
«Me siento extremadamente triste», ha afirmado en su cuenta de Facebook. «Pido a todos los austriacos que permanezcan unidos y que trabajen juntos», ha señalado el político del Partido de la Libertad (FPÖ). Ya perdió la segunda vuelta celebrada en mayo, que más tarde fue anulada por irregularidades en el recuento.
Heinz Christian Strache, líder de la ultraderecha austriaca, ha felicitado a Van der Bellen. En una emisión en directo en la televisión pública del país, ha expresado su decepción. A pesar de ello, ha destacado que su partido ha llegado «muy lejos».
Herbert Kickl, secretario general del FPÖ, ha dado las gracias a los seguidores de Hofer y ha destacado que «no es el fin de la historia». El partido va bien posicionado de cara a las elecciones generales que se tienen que celebrar en 2018 como tarde.
«El fondo de la cuestión es que no ha terminado de funcionar», jha lamentado Kickl tras examinar los resultados preliminares. «El ‘establishment’, que no ha hecho otra cosa que plantarse, bloquear e impedir un proceso de renovación, ha triunfado», ha declarado a la cadena ORF.
Los seguidores de Van der Bellen, que en el pasado fue líder de los verdes, han reaccionado con júbilo en el centro donde se encuentran congregados en Viena.
La decisión de los austriacos se ha confirmado antes de lo esperado. Los expertos esperaban un resultado mucho más ajustado y contaban con tener el dato definitivo el lunes o incluso el martes.
La elección habilita a Van der Bellen para ocupar la Presidencia del Estado durante los próximos seis años, renovables una vez por otros seis.