El 31 de julio de 2014 se produjeron una serie de explosiones en la localidad taiwanesa a lo largo de algunas de sus calles principales provocadas por un escape de gas que se extendió por la localidad, lo que causó una treintena de muertos y dejó un total de 321 heridos.
Las explosiones fueron de tal magnitud que el pavimento de las calles saltó por los aires, destrozando comercios, vehículos y llegando a afectar a edificioes de más de 15 plantas.
El Tribunal del Distrito de Kaohsiung ha sentenciado a tres ingenieros municipales encargados del sistema de gestión de residuos de la localidad a cuatro años y 10 meses de prisión, mientras que ha condenado a tres técnicos de una empresa de logística relacionada con lo ocurrido a cuatro años y seis meses de cárcel.
Un alto director y cinco de sus empleados de la compañía LCY Chemical, encargada del mantenimiento de las tuberías por donde se filtró el gas que causó las explosiones, han sido condenados a cuatro años de prisión.