El descubrimiento en África de una chimenea de más de un millón de años puede dar pistas para identificar a los primeros humanos que usaron el fuego. El profesor Richard Wrangham ha explicado en The Guardian que la cocina permitió a nuestros antepasados desarrollar cerebros más grandes.
De hecho, el uso del fuego es la principal razón por la que el hombre moderno surgió. Y es que cocinar ingredientes crudos es una parte fundamental de nuestras vidas y uno de los elementos que más marcan nuestra diferenciación de los monos.
Las ventajas de preparar la comida son conocidas. Hacen que los alimentos sepan mejor, sean más digeribles y acelera la extracción de la energía que contienen. Ventajas clave para nutrir a un cerebro hambriento de energía sin necesidad de perder el tiempo cazando y masticando constantemente.
El biólogo antropólogo de la Universidad de Harvard, Richard Wrangham,cree que la invención de la cocina fue el lo que diferenció a nuestros antepasados humanos del resto de gorilas y chimpancés. Cocinar la comida hizo que nuestros antepasados desarrollaran un cerebro más grande y, según la hipótesis de Wrangham, eso es lo que permitió que emergiera el hombre moderno.
El uso controlado del fuego, según el biólogo, supuso un avance mayor que la invención de la agricultura o el hecho de comer carne. Los detractores de su teoría siempre habían alegado que no contaba con pruebas suficientes para sostenerla. Si nuestros antepasados cocinaban la comida regularmente, ¿dónde quedaban las chimeneas fosilizadas?
La pasada noche llegó la respuesta. En un artículo publicado en la revista científica »Proceedings of the National Academy of Sciences», un equipo de científicos liderados por Francesco Berna de la Universidad de Boston anunciaban que habían encontrado una prueba sólida de que existen este tipo de chimeneas. El equipo de investigadores asegura en el artículo que han encontrado huesos quemados y las cenizas de plantas creadas en fuegos controlados en África del Sur y que tienen una edad mínima de un millón de años.
Hasta ahora, la prueba más antigua del uso del fuego por los humanos databa de hace 800.000 años y se basaba en pruebas encontradas en Israel. No obstante, no se ha podido determinar que aquellos restos de huesos y leña se quemaran de forma controlada.
Las pruebas de la Universidad de Boston se han encontrado en la cueva de una roca de 140 metros en Sudáfrica. El material quemado encontrado estaba a 30 metros de profundidad de la entrada de la cueva y, por tanto, es poco probable que el fuego surgiera por una causa natural. En el interior de la cueva no había árboles ni ningún tipo de vegetación o de leña.
Estas pruebas parecen confirmar la teoría de Wrangham. En declaraciones a The Guardian, insistió en su teoría que dice que la comida cocinada facilitó la evolución de nuestros antepasados, Homus erectus, que logró aumentar su cerebro en un 50% y que tenía un cerebro mayor que el anterior Homo habilis que no cocinaba la comida.
El hecho de cocinar liberó al humano de tener que cazar, acortó el tiempo de destete dando paso a familias más grandes y permitió la división de tareas por géneros.