Ayer se cumplían diez años desde que el expresidente estadounidense Geroge W. Bush asegurara que la invasión a Irak había sido un éxito y que había terminado. Aunque parecía que estas palabras daban por finalizada la guerra en este país, no hizo más que comenzar.
El ejército de Estados Unidos tenía como objetivo llevar la democracia a los iraquíes y convertir el país en un aliado occidental dentro de una región inestable, además de encontrar las supuestas armas nucleares que se sospechaba que tenía Sadam Huseim, aunque nunca fueron encontradas.
La violencia sigue a día de hoy. Aunque el balance de muertos cambia según la fuente, un estudio publicado en la revista The Lancet aseguraba que la guerra se había cobrado la vida de más de 116.000 civiles desde 2003 hasta diembre de 2011, mes en el que la tropas estadounidenses se retiraron definitivamente, además de 2,2 millones de desplazados a países vecinos. También hay que sumar a las víctimas de esta guerra a los más de 4.400 soldados estadounidenses que murieron, según Washington y otras bajas en la coalición internacional, formada por unos 40 países.
La violencia descendió en 2008 cuando las tropas estadounidenses se fortalecieron cuando las milicias sunitas decidieron apoyarles en las estrategias y acciones llevadas a cabo.
Desde los conflictos territoriales en el norte a las grandes preguntas sobre la distribución de los grandes ingresos petroleros del país, muchos problemas han quedado sin resolver. Mientras tanto, los iraquíes deben enfrentar problemas cotidianos como la falta de servicios públicos adecuados y los elevados niveles de desocupación, además de las consecuencias que una guerra deja en la población civil, sobre todo en niños y en mujeres.
El 18 de diciembre abandonaron Irak los últimos soldados estadounidenses, conforme a lo establecido en el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas, firmado por las autoridades de Estados Unidos e Irak en 2008. Debido a cuestiones jurídicas relacionadas con la inmunidad, no llegó a concretarse una propuesta de acuerdo para que varios miles de soldados estadounidenses continuaran en el país con el fin de ofrecer adiestramiento militar, según explica Amnistía Internacional.
La violencia sectaria vuelve a amenazar Irak
En las últimas dos semanas no ha habido día que este país no haya sufrido algún atentado. Esto se debe al aumento de violencia sectaria que están sufriendo en el país, lo que ha provocado una nueva oleada de víctimas. Aunque la violencia no ha cesado nunca del todos, los atentados están otra vez a la orden del día.
Estos atentados se producen en medio de la ola de violencia que vive Irak tras la muerte de 26 personas el pasado 23 de abril en un ataque del ejército y la policía contra una plaza donde suelen protestar los suníes en la localidad de Al Hueiya, en la provincia septentrional de Kirkuk.
Se calcula que en menos de dos semanas han fallecido más de 200 personas. Así, parece que los iraquíes están volviendo a recordar los efects de la violencia, 10 años después de que se diera por terminada la invasión de Estados Unidos a su país.
El sábado, el primer ministro Nuri al Maliki denunció que la violencia confesional que castigó años atrás Irak ha regresado al país «no por mera casualidad sino con planes estudiados» y advirtió de que el sectarismo no conoce fronteras.
Desde hace meses, el país es escenario de manifestaciones de suníes, que se quejan de ser discriminados por el Gobierno de Nuri al Maliki y piden la liberación de los detenidos sin cargos, la suspensión de sentencias de condena a muerte y la anulación de la ley antiterrorista, entre otros.
15 muertos en menos de 24 horas en 5 atentados
Al menos 15 personas han muerto y otras 42 han resultado heridas en las últimas doce horas en distintos ataques en Irak, informaron fuentes policiales.
Un exmiembro de un Consejo de Salvación, milicia tribal suní progubernamental, y el imán de una mezquita murieron este miércoles por disparos de hombres armados en ataques separados en el oeste de Baquba, capital de provincia de Diyala, al noreste de Bagdad.
En la misma provincia, una persona falleció esta mañana y otras trece resultaron heridas, tres de ellas graves, por el estallido de dos artefactos en los pueblos de Nofal y Kanan.
Además, en la zona de Al Huseiniya, al norte de Bagdad, un coche bomba explotó esta mañana e hirió a cinco ciudadanos.
Anoche, tres personas fallecieron y otras ocho resultaron heridas por la detonación de dos artefactos explosivos en los barrios de Al Dura y Al Mansur, en el sur y el oeste de la capital.
Por otro lado, un funcionario en el Ministerio de Industria iraquí fue asesinado anoche por hombres armados desconocidos en la zona de Al Tayi, 30 kilómetros al norte de Bagdad.
En la ciudad de Ramadi, 110 kilómetros al oeste de la capital, uno de los coordinadores de las protestas de suníes en esta población, Ismail Fleih al Muadidi, murió anoche por los disparos de hombres armados que viajaban en un automóvil.