La nueva ofensiva la ha desencadenado el ministro francés de Industria, Arnaud Montebourg, que en una entrevista ha acusado a Barroso de ser «el carburante del Frente Nacional» y de movimientos populistas como el de Beppe Grillo en Italia por haber tachado de «reaccionarios» a los que defienden excluir los servicios audiovisuales de las negociaciones con EEUU.
La respuesta de Barroso ha sido igualmente contundente al avisar al Gobierno francés de que «no es atacando a Europa e intentando convertir a la Comisión en el chivo expiatorio de sus propias dificultades como van a llegar muy lejos».
«Algunos soberanistas de izquierdas hacen exactamente el mismo discurso que la extrema derecha. Cuando se trata de reformas económicas, de apertura, de globalización, de Europa y de sus instituciones, algunos soberanistas de izquierdas y de extrema derecha tienen exactamente el mismo discurso», ha resaltado el presidente de la Comisión.
Barroso ya tuvo que dar la semana pasada durante el G-8 explicaciones al presidente francés, François Hollande, por sus polémicas declaraciones sobre la excepción cultural y había dado por zanjado el incidente. Pero este lunes se ha visto obligado a repetir su «gran respeto» por la cultura y por Francia y a lamentar que se malinterpretaran sus palabras.