El 40% de los brotes de violencia efectuados en 2013 contra los trabajadores de ayuda humanitaria se produjeron en el contexto de una emboscada cuando viajaban en carretera. De los 155 cooperantes asesinados en 2013, uno de cada tres falleció por este método, según el informe ‘Aid Worker Security» de Humanitarian Outcomes.
Los ataques en carretera fueron la forma más prevalente de violencia en siete de los diez países con más incidentes registrados contra cooperantes en 2013 (Afganistán, Sudán del Sur, Pakistán, Sudán, la República Democrática del Congo y República Centroafrica). En estos territorios el porcentaje osciló entre el 36 y el 50%.
Desde 2006, aproximadamente el 33% de las trabajadores de ayuda humanitaria (263) han fallecido en un asalto mientras se desplazaban en su vehículo.
Debido a que los ataques en carretera tenían como objetivo atentar contra militares, algunos incidentes en los que se vieron involucrados trabajadores de ayuda humanitaria se produjeron debido a su proximidad a estos grupos.
Este factor fue una constante sobre todo en Afganistán, donde las muertes de los trabajadores humanitarios constituyeron un daño colateral de algunos ataques contra la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) y de la Armada Nacional Afgana.
No obstante, el informe advierte que la presencia de actores militares en los conflictos no hace más vulnerables a los cooperantes en estos países. Así, por ejemplo, desde que la ISAF comenzó a retirar sus tropas a mediados de 2011, el número de incidentes ha aumentado de 51 en 2011 a 81 en 2013.
Que los ataques en carretera sean los más numerosos es algo que no sorprende al personal humanitario encuestado para realizar este estudio. Todos ellos constatan que, por lo general, sus organizaciones dedican más esfuerzos y recursos a la mejora de sus instalaciones que a la seguridad de los cooperantes en sus desplazamientos por carretera.
La mayor parte de los ataques en carretera se producen a través de emboscadas en las que los vehículos son obligados a parar para atrapar a los cooperantes con más eficacia. Estos se producen mediante el bloqueo de las vías, sobre todo en lugares donde las características geográficas del terreno hacen más fáciles la ocultación de los vehículos de los asaltantes.
Todos estos ataques se efectúan con armas ligeras que no requieren complejas técnicas de planificación. En ellos, se saquean vehículos, materiales o se capturan rehenes para captar la atención de los medios y lograr influencia política.
Los cooperantes que han trabajado para construir la confianza y acentuar su aceptación sobre el terreno temen que una vez que su personal deje
la zona sean expuestos en las carreteras de nuevo al peligro.
El protocolo de seguridad para los viajes de cooperantes por carretera se ha mantenido inmóvil en la última década.
Desde Humanitarian Outcomes achacan como uno de los principales problemas para erradicar esta práctica al incumplimiento de las políticas de seguridad por parte de los cooperantes. “Cuando un largo período ha transcurrido sin incidentes, los seres humanos, por naturaleza, se vuelven
menos diligentes sobre los procedimientos de seguridad”, explica el informe.