La semana pasada el Tribunal Supremo de las Maldivas anuló los resultados de la primera vuelta de las presidenciales, celebrada el pasado mes de septiembre, debido a presuntas irregularidades y a pesar de que los observadores internacionales de la Commonwealth, la ONU, la Unión Europea e India habían declarado que los comicios habían sido libres y fiables.
El expresidente Mohamed Nashid, cuyo derrocamiento hace 20 meses derivó en una ola de protestas, se impuso en la votación del pasado 7 de septiembre con el 45,45 por ciento de los votos, por debajo del 50 por ciento requerido para ganar en primera vuelta.
El aspirante Abdulá Yamin quedó en segunda posición y su formación, el Partido Jumhoory, pidió al Supremo que anulase los resultados por supuestas irregularidades. El presidente saliente, Mohamed Wahid, obtuvo el cinco por ciento de los votos.
La segunda ronda electoral estaba prevista para el pasado 28 de septiembre, pero fue pospuesta por las acusaciones de fraude. En caso de que no se elija a un nuevo presidente antes del 11 de noviembre, el país desembocaría en una nueva crisis institucional ya que habría vulnerado la »hoja de ruta» marcada en 2008.