La isla griega Zakynthos es el paradisíaco lugar donde se ha producido este insólito caso. Allí viven 39.000 personas, de las cuales 700 declaraban ser ciegos y percibían una pensión de 362 euros mensuales. Según estas cifras, el 1,9% de la población de Zakynthos padecía ceguera, un índice nueve veces por encima a la media europea.
El Ministerio de Sanidad ha solicitado que cada uno de los que cobraba esta pensión se registrara para centralizar los datos en una base de información nacional, según publica The Wall Street Journal.
Ese pedido sólo fue respondido por 100 de las 700 personas invidentes que cobran la pensión. Y del total, poco más de 50 efectivamente eran ciegas. En la lista de los ‘presuntos invidentes’ figuraban un taxista, un cazador de aves y varios técnicos que prestaban servicios para el Ayuntamiento.
Desde la cartera sanitaria entienden, por lógica, que gran parte de las solicitudes eran fraudulentas, al tiempo que también sospechan que existen en la isla pagos a jubilados que ya están muertos.
La investigación señala como presuntos culpables al exalcalde de Zakynthos, Dionisos Gasparos, cuya firma es necesaria para autorizar los pagos. Gasparos negó cualquier participación y señaló que se trata de “un juego político” del ministro de Sanidad.
El otro acusado es el doctor Nikolaos Vartzelis, oftalmólogo del hospital púbico de la isla, que a finales de marzo pidió la jubilación. “Hay casos en los que la gente no tiene ni un hombro en el que llorar ni pan para comer. Hemos tenido clemencia, pero siempre dentro de la ley”, aseguró el médico en una entrevista, en la que también rechazó su participación en la maniobra.
Transparencia Internacional asegura que los sobornos a los médicos, para conseguir el certificado, iban desde los 30 euros hasta los 30.000. No es de extrañar que haya sido bautizada, irónicamente, como »La isla de los ciegos».