En su comunicado ha detallado que los ataques aéreos fueron perpetrados entre el 16 y el 22 de diciembre contra instalaciones logísticas del grupo, con lo que se logró «degradar gravemente» sus capacidades para maniobrar y controlar sus formaciones de ataque.
Asimismo, ha señalado que «eliminó a cientos de combatientes del campo de batalla», sin facilitar un balance exacto de víctimas. La coalición ha resaltado que además fueron atacados «centros financieros» de Estado Islámico en Susa y Al Safá.
«Estado Islámico supone una amenaza muy real para la estabilidad a largo plazo en esta región y nuestra misión sigue siendo la misma, la derrota perdurable de Estado Islámico», ha dicho el británico Christopher Ghika, ‘número dos’ de la misión ‘Operación Resolución Inherente’.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la semana pasada su decisión de retirar a las tropas del país norteamericano desplegadas en Siria y argumentó que Estado Islámico había sido derrotado.
El grupo yihadista ha quedado recluido en algunos puntos de la provincia siria de Deir Ezzor en la orilla oriental del río Éufrates, cerca de la frontera con Irak –donde fue derrotado militarmente a finales de 2017–, y zonas del desierto sirio.
Estado Islámico ha seguido perpetrando atentados de forma frecuente en Irak y ha lanzado varias ofensivas en los últimos meses en Siria para intentar expandir sus territorios y reducir la presión a la que se está viendo sometido.