Paraguay ha sacado adelante una declaración apoyada por otros 28 países, entre ellos Estados Unidos, en la que condenan «la violencia independientemente de su origen», en alusión a los enfrentamientos en manifestaciones en Venezuela.
Los firmantes se ofrecen incluso a mediar para «resolver las urgentes necesidades del pueblo venezolano, preservar la paz y seguridad y garantizar el pleno respeto a los Derechos Humanos, la separación de poderes y la consolidación de una democracia representativa»
En concreto, han expresado su preocupación «por las graves y reiteradas denuncias sobre la represión de las voces de la oposición y de miembros de la sociedad civil venezolana, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas y el uso de la fuerza excesiva contra manifestantes pacíficos y periodistas».
Los firmantes han urgido a Gobierno y oposición a embarcarse «de buena fe» en «un diálogo nacional inclusivo que permita identificar soluciones duraderas en un ambiente de paz y respeto mutuo», recalcando la importancia de que ambas respeten «las formas pacíficas de expresión».
Por su parte, Venezuela ha contestado con una votación para condenar esta declaración y emitir otra en la que recrimina el comportamiento del Gobierno de Horacio Cartes frente a las manifestaciones de los paraguayos en su contra, según ha informado la Cancillería venezolana.
Este enfrentamiento entre Asunción y Caracas tiene su origen en la oposición de Paraguay, Argentina y Brasil a que Venezuela ejerza la Presidencia pro tempore de MERCOSUR, esgrimiendo para ello cuestiones técnicas y la situación política en Venezuela.