La República Centroafricana sigue siendo a día de hoy un foco en el que la violencia entre dos facciones religiosas no cesa, y, desgraciadamente, un lugar en el que los más indefensos son los que pagan las consecuencias: niños y mujeres principalmente.
Tras la guerra civil que asoló al país en 2004 en 2012 tuvo lugar un estallido de violencia en la República Centroafricana. Muchos de los insurgentes que se rebelaron contra su anterior presidente François Bozizé, y contra el ejército gubernamental ya eran excombatientes de la guerra civil. Esta se produjo como consecuencia de la ruptura de los tratados de paz que se acordaron en 2007. Según la organización Human Rights Watch durante este conflicto se incendiaron más de 10.000 casas, cientos de civiles fueron asesinados y cerca de 200.000 personas se vieron obligadas a su desplazamiento forzoso.
Fueron más de 600 muertos en un conflicto en el que tuvo que intervenir el gobierno francés enviando a cerca de 1.600 soldados ante la gravedad de la situción.
Entonces Francia decidió intervenir, apoyado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, porque sus intereses se hayan focalizados en la región. Parte de las exportaciones de Uranio se extraen en Níger y se trasladan a París.
La violencia volvió a explotar en octubre
Pero la violencia volvió a Bangui hace dos meses. Todo comenzó el 7 de octubre pasado, entonces las milicias “antibalaka”, de credo animista y cristiano, se rebelaron contra la actual presidenta en el poder, Catherine Samba-Panza. La tacharon de corrupta y días más tarde se unieron a esta exigencia las milicias rivales musulmanas, los que se conocían tiempo atrás como los “seleka”. El detonante fue el lanzamiento de una bomba de granada y el crudo foco de violencia duró hasta unos diez días, hasta el 17 de octubre. Esos diez días de horrores dieron como resultado 13 muertos, 242 heridos y más de 6.000 desplazados al país vecino, en la República Democrática del Congo, otro de los puntos de violencia en África con uno de los índices de inseguridad mayor para su población.
Las ONG de ayuda humanitaria encontraron durante estos días, y también en la actualidad, numerosas dificultades para llevar a cabo su labor. La ONU cuenta en sus informes que cerca de 24.000 musulmanes están solicitando la evacuación del país como consecuencia de la creciente tensión que se han encontrado en los últimos tiempos. Unicef reitera que es necesario prestar atención al problema de los niños: “Debemos hacer todo lo posible por llevar ayuda a los niños de República Centroafricana. Necesitan apoyo de forma desesperada y están en peligro de ser olvidados por el mundo”.
Llegan desde España un centenar de militares a Bangui
Europa se movilizó con la crisis de Bangui, y España acaba de mandar hace escasos día su primer relevo de refuerzo para complementar la misión europea EUFOR-RCA, que llegó al país el pasado mes de mayo.
Cerca de un centenar de fuerzas de seguridad llegaban hace unos días a la capital centroafricana. Son un total de 103 militares y guardias civiles quienes permanecerán los próximos meses para garantizar la seguridad en la zona.
Además el pasado 15 de diciembre los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) dieron un primer paso para el envío de una nueva misión militar comunitaria a la República Centroafricana (RCA), con el objetivo de asesorar en la formación de las fuerzas de seguridad de ese país.