«Desde hace 89 años, los presidentes estadounidenses se reunen para iluminar el árbol de Navidad nacional», señaló Obama frente a varios millares de personas que se congregaron en el Elipse, el parque situado en la Casa Blanca, en cuyo centro reina un abeto.
«Este año es especial. Tenemos un árbol nuevo«, destacó Obama. En febrero pasado una tormeta acabó con el abeto anterior, que había sido plantado en 1978.
«El último árbol estuvo aquí por más de 30 años. Pero sabemos que esta tradición es mucho más importante que un árbol», aseguró el presidente.
«En esta época de fiestas, insistimos de nuevo en los lazos que nos unen, como miembros de una misma familia, como vecinos, como estadounidenses, cualquiera que sea nuestro color, nuestra creencia o nuestra fe. Recordemos que somos una familia«, dijo el mandatario.
Su esposa, Michelle, y sus hijas Sasha y Malia, así como Marian Robinson, madre de Obama, que el presidente calificó este jueves como «abuela al mando», presionaron entonces el botón para iluminar las decoraciones del árbol, animados por los gritos de la multitud.
«Es un nuevo árbol. No es tan grande como el anterior, va a llevar tiempo antes de que crezca. Pero lo vamos a llenar de espíritu y a comenzar ahora mismo con una nueva tradición», señaló Obama.