Obama ha destacado, sin embargo, que «el crédito y la fe en Estados Unidos» no se ha perdido a pesar del «espectáculo» ofrecido por el Congreso al mantener cerrado el Ejecutivo durante 16 días.
Así, unos 900.000 empleados públicos federales han vuelto al trabajo tras esos 16 días de »vacaciones forzadas», sin sueldo. Todo por la incapacidad del Congreso, dividido entre demócratas y republicanos, de acordar una ley de presupuesto en plazo.
En su primera rueda de prensa tras el acuerdo, Obama ha asegurado también, que las crisis en EEUU alientan a los enemigos del país y desilusionan a sus aliados.
«Hubo muchas discusiones sobre el coste político de este cierre» de servicios, dijo Obama, «pero seamos claros. No hay ganadores aquí. Estas últimas semanas han infligido un daño completamente innecesario a nuestra economía», añadió. «Probablemente nada dañó más la credibilidad de EEUU en el mundo, nuestro prestigio ante otros países, que el espectáculo que vimos en las últimas semanas», dijo Obama.
«Eso alentó a nuestros enemigos, fortaleció a nuestros competidores y desilusionó a nuestros amigos que nos demandan un firme liderazgo», concluyó.
El presidente de Estados Unidos también ha reconocido que la confianza en los políticos ha quedado dañada, y que «hay que trabajar para recuperarla», al tiempo que recordaba que hay otros frentes abierto, como la reforma migratoria.
Además, el pacto sellado ayer, no es más que una salida provisoria: el techo de la deuda ha subido hasta el 7 de febrero de 2014 y la ley de presupuesto estará vigente hasta el 15 de enero. Antes de esas fechas, los dos bandos deberán buscar nuevos acuerdos sobre los mismos temas.
Una comisión bicameral será convocada, según la ley aprobada, para elaborar antes del 13 de diciembre un presupuesto para el resto del año fiscal 2014. En 2011 ya se puso en marcha un mecanismo similar de «supercomisión» que no alcanzo ningún acuerdo. El resultado han sido recortes de gasto público que todavía están vigentes.