Los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN han manifestado «preocupación» por «las violaciones del alto el fuego a lo largo de la línea de contacto principalmente por los separatistas apoyados por Rusia» y ha dejado claro que «Rusia tiene una responsabilidad significativa» para garantizar la aplicación «plena» de los acuerdos de Minsk y dejar de desestabilizar a Ucrania.
También han «condenado el refuerzo militar en marcha y amplio en Crimea de Rusia», han manifestado «preocupación por los esfuerzos de Rusia y sus planes declarados de un refuerzo militar ulterior en la región del Mar Negro, que tendrá implicaciones potenciales para la estabilidad de la región» y han expresado su «profunda preocupación» por las declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin, el pasado mes de marzo sobre «el posible estacionamiento futuro de armas nucleares y sus sistemas de suministro en Crimea, que sería desestabilizador» en un comunicado tras su reunión con su homólogo ucraniano, Pavlo Klimkin, en la ciudad turca de Antalya.
Los aliados han manifestado «preocupación por las violaciones del alto el fuego a lo largo de la línea de contacto principalmente por los separatistas apoyados por Rusia, el uso de armas pesadas y el apoyo continuado ruso a los separatistas, incluido la transferencia de armas», todo ello en contra de los acuerdos de Minsk a pesar de celebrar los «pasos iniciales», incluidos los grupos de trabajo que se han reunido en el marco del Grupo de Contacto.
El comandante supremo de la OTAN, general estadounidense Philip Breedlove, denunció el pasado 1 de mayo que «muchas» de las acciones rusas «son consecuentes con los preparativos para otra ofensiva» ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense, si bien el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, admitió el lunes «gran preocupación» por el refuerzo ruso pero rechazó especular «sobre la intención» final de Moscú.
Los aliados han manifestado también «preocupación» por «la continua obstrucción del trabajo» de la misión de la OSCE «principalmente por los separatistas», así como «por el aumento del número de incidentes que amenazan» la seguridad de los observadores.
Los aliados han reclamado el cumplimiento «pleno» del alto el fuego y que se garantice «un acceso permanente y sin obstáculos» a la misión de la OSCE para que pueda llevar a cabo su mandato y aunque han dejado claro que «todos los firmantes de los acuerdos de Minsk tiene responsabilidad para cumplir con los compromisos» y garantizar «la plena aplicación» de los mismos, dejan claro que «Rusia tiene una responsabilidad significativa en este sentido».
Así, los ministros de Exteriores de la OTAN han dejado claro que Rusia «debe parar su desestabilización continua y deliberada del este de Ucrania a través de sus apoyo político, militar y financiero a los militantes, retirar sus fuerzas y equipos militares del territorio ucraniano y a lo largo de la frontera ucraniana y apoye plenamente una solución política al conflicto» que se ha cobrado la vida de más de 6.000 personas y provocado una grave crisis humanitaria.
«Rusia debe utilizar también su influencia sobre los separatistas para garantizar que cumplen los términos de los acuerdos de Minsk», han insistido los aliados, que también han reclamado la liberación de todos los rehenes ilegítimamente detenidos, entre ellos la piloto ucraniana Nadia Savchenko y Oleg Sentsov.
Con todo, han reiterado su apoyo «firme» a la resolución del conflicto en el este de Ucrania «por medios diplomáticos y el diálogo», al tiempo que han respaldado «los pasos» dados por el Gobierno de Ucrania para promover las reformas constitucionales clave y la reconciliación, incluido para combatir la corrupción y promover un proceso político incluyente, aunque la han pedido «acelerar» el proceso de reformas donde sea posible.
SEGUIRÁN APOYANDO A KIEV
Los aliados han destacado los progresos con los Fondos Fiduciarios para canalizar la ayuda a fin de mejorar las capacidades de mando y control de Kiev, sus comunicaciones e informática, logística y estandarización, la ciberdefensa y el apoyo a militares y no han descartado «explorar la posibilidad de fondos fiduciarios adicionales para apoyar a Ucrania».
También han prometido que seguirán reforzando la cooperación con Ucrania según avance en las reformas de defensa y seguridad, el trabajo sobre comunicaciones estratégicas y proyectos de consolidación de las capacidades en el marco del programa Ciencia para la Paz y la Seguridad de la OTAN tras recordar que ya han dado «apoyo adicional» a través de la Oficina de Enlace aliada en Kiev y desplegado «asesores» al Gobierno ucraniano y al Ministerio de Defensa.
Asimismo, han recordado que Ucrania acogerá el ejercicio del Centro de Coordinación de Respuestas a Desastres Euroatlántico en septiembre en la localidad de Yavoriv, cerca de Lviv.
Por su parte, Ucrania ha agradecido la asistencia bilateral de los aliados para ayudarle a «defender mejor su soberanía e integridad territorial» y el apoyo humanitario, médico y otro apoyo no letal por «muchos aliados», también de forma bilateral, al tiempo que ha confiado en «profundizar su diálogo estratégico y el intercambio de información con la Alianza».
Los aliados han rechazado hasta ahora la entrega de armas pesadas a Ucrania a pesar de la petición insistente de Kiev, aunque Estados Unidos ha dejado claro que es una opción que sigue sobre la mesa.