El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, el administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner, y el coordinador de emergencias de la ONU, Mark Lowcock, han suscrito un mensaje común para expresar su preocupación por la situación de seguridad y humanitaria de millones de personas.
En este sentido, han subrayado que, «ahora más que nunca, es esencial mantener y reforzar el apoyo internacional a los países y comunidades vecinos que reciben a la mayor parte de los 5,5 millones de refugiados sirios», entre los cuales figuran Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Estos países, han añadido, «continúan prestando un importante servicio a la humanidad, en un momento en el que en Siria parece prevalecer precisamente la falta de humanidad».
«Es vital que la comunidad internacional continúe apoyando a las familias sirias refugiadas, cuyas necesidades y dificultades aumentan cada día, mes y año que siguen en situación de desplazamiento», han reclamado los firmantes. La mayoría de estas familias viven por debajo del umbral de la pobreza y apenas pueden cubrir sus necesidades básicas.
LA VIOLENCIA PERSISTE
Los tres altos cargos también han dicho estar «profundamente afectados y angustiados» por la situación que se vive en zonas de Siria donde los bombardeos persisten, incluso a costa de infraestructuras teóricamente protegidas como las sanitarias y de zonas pobladas por civiles.
Por este motivo, han reclamado «un alto el fuego inmediato» que permita, por ejemplo, «proporcionar acceso humanitario sin restricciones a Ghouta Oriental, una rápida evacuación de enfermos y heridos y proporcionar corredores seguros a los civiles que desean abandonar la zona». Unas 400.000 personas estarían atrapadas en este enclave controlado por los rebeldes a las afueras de Damasco.