«El sábado, las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán reconocieron que habían realizado ataques aéreos sobre tierra en ese momento y en esa zona», ha destacado la UNAMA en un comunicado.
La agencia de la ONU considera que los primeros indicios apuntan a que la operación estadounidense mató al menos a 32 civiles e hirió a otros 19, la gran mayoría mujeres y niños.
«La pérdida de vidas de civiles es inaceptable y socaba los esfuerzos para construir paz y estabilidad en Afganistán», ha afirmado el representante especial de la ONU en Afganistán y máximo responsable de la UNAMA, Tadamichi Yamamoto.
Por ello, insta a las fuerzas militares internacionales a «adoptar todas las medidas de precaución posibles para minimizar los daños sobre civiles». Además, la UNAMA pide una investigación «independiente, imparcial y rápida» a las autoridades pertinentes para garantizar así la «rendición de cuentas, compensación a las víctimas y prevención de repetición de incidentes como este en el futuro».
El bombardeo ocurrió el 3 de noviembre en el barrio de Buz e Kandahari de Kuduz, donde efectivos afganos y de las fuerzas internacionales desarrollaron una serie de operaciones terrestres y fueron objeto de ataques por parte de las milicias insurgentes. Los bombardeos buscaban proteger a los militares afganos y estadounidenses en tierra, pero tres militares afganos y dos estadounidenses perdieron la vida.
Además, la UNAMA advierte de la violencia detectada durante la última semana y de que los civiles se han llevado la peor parte, con 95 civiles muertos y 111 heridos en distintos incidentes documentados en todo el país.