«Algunos de los campamentos se han inundado completamente y hace mucho frío. Son unas condiciones extremas e inclementes y si he de describir la vida diaria diría que es miserable», ha dicho el coordinador humanitario de la ONU en Líbano, Philippe Lazzarini.
Durante la jornada del miércoles, las autoridades libanesas hallaron el cadáver de una niña siria de ocho años dada por desaparecida el martes en medio de la tormenta. El cuerpo fue localizado cerca del cauce de un río próximo a la localidad de Minia, situada en la provincia de Líbano Norte.
Lazzarini ha señalado que algunos refugiados han tenido que ser trasladados desde los campamentos a lugares más seguros. En el país hay entre 1,2 y 1,3 millones de refugiados sirios, cerca del 70 por ciento de los cuales vive por debajo del umbral de la pobreza.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha manifestado que las tormentas han inundado totalmente o colapsado 15 asentamientos, mientras que al menos 66 han sufrido un «grave impacto».
En este sentido, Lazzarini ha destacado que el porcentaje de la población de refugiados sirios, que supone el 25 por ciento de la población del país, sería «impensable e inaceptable» en cualquier otro lugar.
El coordinador humanitario de la ONU ha tenido también palabras para el estancamiento político en Líbano, que no ha logrado un acuerdo para formar Gobierno desde la celebración de elecciones parlamentarias en mayo de 2018.
«Diría que hoy hay una atmósfera de ansiedad en el país que se debe mucho a ese punto muerto», ha manifestado, antes de resaltar que la «incapacidad del poner en marcha un gabinete, la incapacidad de decidir y poner en marcha una postergada reforma, combinado con la situación económica, combinada con la situación geopolítica de la región y los refugiados» son las causas del malestar social.
De esta forma, ha dicho que la solidaridad internacional con Líbano «continúa siendo fuerte», lo que se refleja en los 1.500 millones de dólares que ha recibido el país desde 2015, si bien desde Beirut destacan que esta cantidad es insuficiente para hacer frente al impacto de la crisis de los refugiados.
Lazzarini ha reconocido que, tras ocho años de guerra en Siria, la financiación de la ayuda humanitaria «puede haber alcanzado su techo» y que puede que se necesiten otras fuentes de financiación a largo plazo, especialmente para los proyectos de educación que requieren una inversión mínima para cuatro años.
En otro orden de cosas, ha resaltado que entre 16.000 y 17.000 refugiados se han vuelto a registrar en Siria tras volver al país desde Líbano, antes de indicar que «en última instancia, la gente decidirá si la respuesta es irse o no, si tiene la confianza suficiente para regresar».
«Lo importante es que, si se producen retornos, se lleven a cabo en un entorno donde quienes lo hagan se sientan lo suficientemente seguros y tengan la confianza necesaria para hacerlo», ha remachado.