El portavoz del organismo, Christian Lindmeier, ha condenado los «lamentables» ataques contra dos centros de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Katwa y Butembo, que han forzado a la organización no gubernamental a suspender su campaña, y ha recalcado que la OMS «hace todo lo posible» para garantizar que las operaciones continúan.
Hasta la fecha, la agencia y sus socios han dependido de la protección de ‘cascos azules’ de la Misión de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO) para operar en una región en la que hay más de un centenar de grupos armados.
Lindmeier ha resaltado que existen contactos con la MONUSCO y con las autoridades locales para garantizar que «se hace todo lo posible para poner bajo control este brote». Así, ha alertado de que, ante la inseguridad, «existe la probabilidad de un aumento del número de casos de ébola».
A los ataques contra los centros de tratamiento se suma que el personal sanitario ha hecho frente a distintos niveles de resistencia y desconfianza por parte de las comunidades locales cuando han intentado localizar y atender a enfermos de ébola o posibles contactos.
Según el último balance publicado el jueves por el Ministerio de Salud congoleño, hasta la fecha se han registrado 879 casos –814 confirmados — y 553 muertos –488 confirmados–. Durante las 24 horas anteriores se registraron cuatro nuevos casos confirmados, tres en Katwa y uno en Butembo.