En un mensaje publicado en su cuenta en la red social Facebook, Netanyahu ha asegurado que ha trabajado con Ruanda «durante los últimos dos años» para que el país fuera «un ‘tercer país’ que absorba a los infiltrados que serán expulsados sin su consentimiento».
«Esta es la única vía legal para que expulsar a los infiltrados sin su consentimiento, después de que el resto de nuestras opciones fueran descalificadas por vías legales. Ruanda lo acordó e inició la operación de deportación», ha revelado.
Así, ha asegurado que «en las últimas semanas, y tras la tremenda presión sobre Ruanda por parte del New Israel Fund y elementos de la Unión Europea (UE), Ruanda se ha retirado del acuerdo y se ha negado a infiltrados de Israel que fueron expulsados por la fuerza».
«Ante esta situación, decidió buscar un nuevo acuerdo que siga permitiendo la expulsión de los infiltrados», ha manifestado, en referencia al pacto alcanzado con ACNUR anunciado horas antes.
«En cualquier caso, me debo a ustedes, principalmente los residentes del sur de Tel Aviv. Por ello, he decidido reunirme con el ministro del Interior, Aryeh Deri, y representantes de los residentes mañana por la mañana (en referencia al martes)», ha dicho.
Netanyahu ha resaltado que hasta entonces, suspende la aplicación del acuerdo y, tras la reunión con los representantes, «examinará nuevamente el acuerdo».
EL ANUNCIO DEL ACUERDO
Las autoridades israelíes anunciaron a principios de año un plan para pagar 3.500 dólares (unos 2.900 euros) y un billete de avión a miles de inmigrantes a cambio de que abandonasen el país, amenazándoles incluso con encarcelarlos si no acataban la orden antes de finales de marzo.
La medida afectaba principalmente a varones eritreos y sudaneses sobre los que pesaba una posible deportación a un tercer país –supuestamente Ruanda o Uganda–.
El plan recibió críticas de la ONU, entre otras razones, porque podría afectar a personas que aún esperan a que se resuelva su petición de asilo, y quedó invalidado finalmente por decisión de la Justicia de Israel. Ahora, el Ejecutivo de Netanyahu ha decidido archivarlo tras un acuerdo con ACNUR.
Según este pacto, unos 16.250 inmigrantes podrán ser trasladados a países occidentales con efecto inmediato. Netanyahu ha explicado durante una comparecencia junto al ministro del Interior, Arye Dery, que Canadá, Italia y Alemania figuran entre los Estados que han asumido la acogida.
A cambio, Israel se compromete a garantizar la residencia temporal de una cifra equivalente de personas durante un periodo de cinco años, siempre y cuando cumplan unos criterios que no están claros de momento. Así, Netanyahu ha destacado que, por cada inmigrante que abandone Israel, otro podrá permanecer en él.
Tanto el primer ministro como el titular de Interior han admitido que su idea era cumplir el plan anterior, pero ha sido imposible «por las complicaciones legales y políticas». El nuevo acuerdo «ha sido aprobado por el fiscal general y respeta el Derecho Internacional y las prácticas aceptadas», reza una nota de la oficina de Netanyahu, según ‘The Jerusalem Post’.