El origen de estos choques radica en disputas por el control de tierras de pastoreo, aunque esta semana las discrepancias han alcanzado un nuevo nivel de tensión en las aldeas de Butiye, Harosa y Hellu. Según un activista local, Mohamed Jorme, «hasta el momento se han recuperado 21 cuerpos en las tres aldeas», pero habría más cadáveres en los montes cercanos.
El comisario provincial, Issaih Nakoru, también ha confirmado la existencia de víctimas mortales pero ha reducido la cifra a cinco, mientras que un profesor local ha dicho que al menos 34 personas han perecido, citando como fuentes las estimaciones de ancianos de Borana y Gabra.
El Gobierno ha desplegado soldados y paramilitares para tratar de contener los choques, en los que los grupos se han enfrentado con rifles automáticos y morteros. Además, han prendido fuego a numerosas viviendas.
«El mercado está cerrado, todas las tiendas también y hemos bloqueado nuestra casa durante los últimos dos días», ha explicado un residente de Moyale identificado como Ahmed Said. «Las únicas personas que puedo ver desde mi ventana son familias que se dirigen a la frontera, huyen a Etiopía», ha añadido.
Según datos de la Cruz Roja Keniana, más de 5.000 personas han abandonado sus hogares. La organización trabaja para proporcionar artículos de ayuda a estos grupos de desplazados y, en el marco de este despliegue, un grupo de cooperantes fue víctima de un ataque cerca de Harosa.