Marcel Van Herpen, es director de la Fundación Cícero y experto el ascenso del nuevo imperialismo ruso. Autor de Las Guerras de Putin y el Putinismo analiza para www.teinteresa.es las consecuencias de la adhesión de Crimea a Rusia y la desestabilización de Ucrania. Aleksandr Dugin, el padre ideológico del proyecto de Unión Eurasiática de Putin, explicó que la batalla para Rusia es “la batalla por Kiev”. Al calor de los acontecimientos, paso a paso Putin camina hacia la restauración de su imperio ruso.
“Putin quiere controlar un trozo del este de Ucrania e incluso el país entero, si le dejan. Todo dependerá de la resistencia popular y militar que encentre”, así de rotundo explica Van Herpen el desafío ruso. Prefiere conseguirlo mediante presión y amenazas económicas, aunque si no es capaz “no dudaría en iniciar una intervención militar en el país”. No se trata de una Guerra Fría sino una “guerra encubierta que puede terminar en un enfrentamiento real”, reconoce.
Putin no quiere desafiar a Occidente o convertirse en el enemigo de EEUU y Europa. Su principal objetivo es restauran la grandeza de la Rusia de la época de los zares. Para ello, tal y como recoge su último libro Putinismo (2013). El líder cuenta con una fuerte ideología que es una combinación de diferentes ideologías de derecha radical y populista, incluyendo el fascismo italiano, el bonapartismo francés y el moderno y populista berlusconismo. “Aunque el putinismo trata de presentarse con una fachada democrática, la esencia de su ideología es el imperialismo y el militarismo” describe Marcel Van Harper.
En su opinión, nadie puede parar a Rusia excepto EEUU, aunque advierte que para ello es necesario una intervención militar, es decir, “trasladar tropas al este de Europa y hacer ejercicios militares con la OTAN.”
Respecto a las sanciones económicas, asegura que no son suficientes “son solo simbólicas y no harán daño”. Propone que los países europeos reduzcan su dependencia del gas ruso a la par que imponen restricciones a las inversiones.
Insiste en que no es una guerra fría, más bien “una guerra tibia” en la que el enfrentamiento, a diferencia de la anterior, “tienen lugar en Europa y “es un revisionismo de las fronteras en Europa”.
Marcel Van Harper señala que la situación es peligrosa. Tras Crimea vendrán nuevas agresiones, “Moldavia, Bielorrusia e incluso las repúblicas del Bálticos”, son las siguientes en la restauración del nuevo imperio ruso, concluye el experto.