La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha advertido a sus colegas del Partido Conservador, reunidos en un cónclave nacional, de que las divisiones internas en torno al acuerdo para abandonar la UE podrían catapultar al Partido Laborista al Gobierno y acabar con el Brexit, respondiendo así a las maniobras para acabar con su liderazgo.
May ha pronunciado este miércoles el discurso de clausura del congreso general que el Partido Conservador ha celebrado estos días en Birmingham, cuyo objetivo era poner el foco en las políticas del Gobierno, pero que finalmente ha servido de plataforma para quienes cuestionan la capacidad de la ‘premier’ para capitanear el Brexit.
Se esperaba que la mandataria respondiera a las duras críticas lanzadas el día anterior por su ex ministro de Exteriores Boris Jonhson, que la acusó de «engañar» a los británicos por decir que Chequers, como se conoce al plan del Gobierno para el Brexit, es la única opción y aseguró que hay «alternativas», si bien no las detalló.
La jefa de Gobierno no ha decepcionado. Ha irrumpido en el escenario contoneándose al ritmo de ‘Dancing Queen’ –ya sorprendió en su gira africana con un pequeño baile– y, tras un pequeño capítulo de bromas, se ha adentrado en un discurso cuyo mensaje esencial ha sido la unidad.
May ha restado importancia a las diferencias en el seno del Partido Conservador sobre el Brexit, porque ya las ha habido sobre otras cuestiones, si bien ha instado a los suyos a no abrir brechas insalvables: «No debemos ser un partido que se pierda en la ideología, sino que se funde en principios sólidos (…) Seguridad, libertad y oportunidades».
Para despejar las dudas internas, ha ratificado que no traicionará el resultado del referéndum de 2016. «La gente ya votó y votó por salir», ha enfatizado, descartando la posibilidad de celebrar una segunda consulta sobre la continuidad de Reino Unido en la UE.
También ha dejado claro su compromiso con el Brexit. «He estado trabajando día y noche durante los últimos dos años para conseguir un buen acuerdo para nuestra futura relación», ha destacado y ha sostenido que Chequers –como se conoce el plan del Gobierno para el Brexit– lo es.
En concreto, ha hecho hincapié en que «protegerá nuestra preciosa Unión» porque «la fluida frontera en Irlanda del Norte, pilar de la paz y la estabilidad, no cambiará». «Nunca romperemos nuestro país», ha reiterado, arrancando al público uno de los muchos aplausos que le han otorgado.
May ha reconocido que las negociaciones sobre el Brexit se encuentran en un punto frágil –«quizá la fase más dura»– y para continuar con éxito ha reclamado a la UE que muestre «respeto» a Reino Unido.
LA AMENAZA LABORISTA
Si el Partido Conservador empieza a dispersarse en «varias direcciones», ha advertido, el Partido Laborista sacará rédito político de ello y pondrá en marcha su propio plan. «Nos arriesgamos a acabar sin ningún tipo de Brexit», ha augurado.
«Nadie quiere un buen acuerdo más que yo, pero eso no significa conseguir un acuerdo a cualquier precio», ha recalcado May, que se ha mostrado convencida de que «el Partido Laborista aceptará cualquier acuerdo aunque sea mala para Reino Unido».
Por eso ha urgido a sus compañeros de filas a poner «el interés nacional» por encima del interés político. «Nuestro país es un gran país, nuestro futuro está en nuestras manos. Hágamoslo juntos, construyamos un mejor Reino Unido», ha concluido visiblemente emocionada.