La violencia y la muerte en El Salvador han llegado a ser algo común. El país centroamericano tiene una tasa de homicidios que alcanzó los 66 por cada 100.000 habitantes, sólo superada por Honduras.
Las autoridades saben, desde hace años, que las responsables de esas cifras alarmantes son las maras, las bandas más peligrosas del mundo, a las que se les atribuyen el 90% de los homicidios que se producen en el país. Sin embargo, hasta el momento las estrategias que habían impulsado los gobernantes no habían arrojado resultados eficaces.
Tras la realización de la última Cumbre de las Américas, el gobierno salvadoreño anunció que el sábado “después de años en que la cifra de asesinatos llegaba a niveles alarmantes de hasta 18 crímenes por día”, no hubo “un solo homicidio en todo el país”.
El secretario de Comunicaciones de la presidencia, David Rivas, recordó que el presidente Mauricio Funes, que asumió en el cargo en 2009, recibió el gobierno con un índice de 12 homicidios al día. “En los casi tres años de Gobierno hemos logrado contener la curva ascendente de los homicidios hasta cinco. Este sábado fue el primer día sin homicidios, es un hecho inédito”, remarcó.
Una tregua con beneficios para los líderes de las maras
Una de las principales acciones que llevó a cabo el presidente Funes fue sacar a la calle a 8.500 militares para que cumplan con tareas de seguridad junto a la policía. Eso logró reducir levemente los índices de inseguridad y homicidios, pero al situación en El Salvador continuó siendo crítica.
Los enfrentamientos entre las maras dejan un saldo muy elevado de homicidios. Pero en El Salvador no sólo mueren pandilleros. Las maras controlan grandes zonas del país y extorsionan a empresarios a los que les cobran una mensualidad que puede alcanzar los dos mil dólares. Aquellos que no pagan son asesinados.
Sin embargo, una comisión de la Iglesia avalada por el Gobierno inició una ronda de diálogo con los referentes de las dos principales maras de El Salvador: ‘Salvatrucha’ y la ‘18’. Los líderes de ambas bandas se encuentran actualmente en prisión y acordaron frenar la ola de asesinatos a cambio de ciertos beneficios. Horas después de esta tregua, los principales referentes de las maras fueron trasladados del penal de máxima seguridad en Zacatecoluca, a cárceles de menor seguridad.
Además de la polémica que genera que los líderes de las bandas más violentas del mundo sean beneficiados la incógnita que surge en El Salvador es cuánto durará la tregua, pues la ventaja la obtienen los que están presos, mientras que los pandilleros en la calle no reciben ningún beneficio.
El propio director de la policía de El Salvador, Francisco Salinas, ha señalado que desconoce cómo concluirá esa situación. “Es la primera vez que se da una negociación de este tipo. Incluso la misma Iglesia y la sociedad civil, a través de su representante, están aprendiendo de este proceso, de lo que estamos seguros es que la Iglesia ha abierto una gran oportunidad para buscar soluciones reales a la problemática que tenemos con las pandillas”, indicó en una entrevista con el Elsalvador.com.
¿Subsidios para los pandilleros?
En medio de las negociaciones y satisfechos por los resultados que ha arrojado la tregua, comenzaron a surgir nuevas ideas para lograr que la ‘paz’ en El Salvador perdure. Así, un exdiputado que ha colaborado con la Iglesia en las negociaciones y participó de la misa celebrada en el penal de Izalco, expresó que los subsidios que el Gobierno otorga a los transportistas para que compren combustible podrían destinarse a generar empleo para los pandilleros.
Desde el Gobierno salieron a negar que esta posibilidad se analice porque está “fuera de la ley”, al tiempo que advirtieron que en las negociaciones entre la iglesia y los mareros no forman parte las autoridades, aunque sí prestan colaboración cuando se les requiere.
Los empresarios del transporte reciben mensualmente dinero para la compra de combustible, pero son luego las principales víctimas de las maras, que los extorsionan a cambio de perdonarles la vida.