Galizia murió en octubre de 2017 por la explosión de un coche bomba activado, supuestamente, desde un teléfono móvil. Las autoridades maltesas han detenido a tres personas por este crimen, pero por ahora la Policía no ha logrado identificar quién habría dado la orden.
Uno de los sospechosos, Alfred Degiorgio, ha intentado impedir que el FBI, que ha colaborado en las pesquisas, ofrezca su testimonio en la fase previa al juicio, argumentando que ha trabajado con un investigador local condenado por robo y fraude.
El tribunal ha rechazado por «frívola» esta petición, a la que también se oponía la Fiscalía, por lo que el FBI tomará la palabra este martes. Para el Ministerio Público se trataba de «una maniobra desesperada de Degiorgio para retrasar, e incluso bloquear, los procedimientos contra él», según informa el periódico ‘Times of Malta’.