Hodeida es una localidad estratégica porque es el principal puerto de Yemen al mar Rojo, por donde entran todos los suministros comerciales y humanitarios. Con noviembre, la alianza comandada por Arabia Saudí inició otra campaña militar para conquistarla.
MSF ha indicado que solo en los primeros quince días de noviembre atendió a 510 heridos, incluidos 33 niños, en los centros médicos que gestiona en Hodeida, Adén, Haja, Mocha y Abs a causa de esta nueva escalada de violencia. La mayoría presentaban heridas de bala y por explosiones, ha precisado la ONG.
En estas dos primeras semanas del mes, los ingresos hospitalarios se dispararon una media del 50 por ciento, por lo que la organización humanitaria tuvo que aumentar el número de camas en sus centros de Hodeida, Adén y Mocha, pasando de 133 a 172.
Tras una breve tregua, los combates se reanudaron el 18 de noviembre, muy cerca del hospital de Al Salajana, uno de los tres centros públicos que siguen operativos en la zona. «Cada día, nuestro personal (…) oye muy cerca las explosiones y los tiroteos», ha dicho Caroline Seguin, responsable de operaciones de MSF para Yemen.
Seguin ha explicado que la cercanía de los enfrentamientos preocupa a MSF por la seguridad de sus pacientes y trabajadores, recordando que desde que comenzó el conflicto armado, en 2015, las estructuras sanitarias de la ONG han sido alcanzados seis veces con un saldo de 27 muertos y 40 heridos.
En este contexto, ha urgido a «todas las partes» a garantizar la protección de los civiles y sus infraestructuras. «La población civil tiene menos opciones para acceder a la atención médica en Hodeida», ha afirmado. «Vemos a niños alcanzados por disparos y mujeres embarazadas con complicaciones que necesitan urgentemente atención médica vital y que llegan muy tarde a los hospitales en Mocha y Adén», ha ilustrado.
La cooperante de MSF ha advertido de que, si finalmente se produce un asedio total a Hodeida, los civiles podrían quedar atrapados en el fuego cruzado haciendo todavía más necesarios los hospitales. «No sabemos (…) cómo accederían a los servicios básicos si la situación empeora», ha confesado.
La comunidad internacional trata en estos momentos de propiciar un nuevo diálogo de paz fijado para diciembre en Suecia. La guerra en el que ya era el país más pobre del Golfo antes de que estallara el conflicto ha dejado un saldo oficial de al menos 10.000 muertos, aunque se estima que la cifra real sería mucho mayor.