La lucha contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que controla parte de Siria e Irak, oculta el creciente uso de barriles explosivos por parte del régimen sirio, que matan a numerosos civiles, según una ONG.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Gran Bretaña, durante los 12 últimos días de octubre, el ejército sirio lanzó 401 barriles de este tipo sobre distritos rebeldes en 8 provincias del país.
Para el OSDH, la totalidad de los ataques del régimen, incluyendo los bombardeos con estos barriles dejaron 232 civiles muertos desde el 20 de octubre.
El militante opositor Abu Raed, de la ciudad de Anadan, en la provincia de Alepo (norte) indicó a la AFP por medio de internet que explosivos de este tipo cayeron en tres oportunidades sobre su casa. El último de estos bombardeos destruyó completamente la casa, puntualizó.
«Nos rodea la muerte y a nadie le importa», lamentó.
«Los barriles de explosivos matan a nuestros seres queridos, destruyen nuestras casas, nuestros sueños y nuestra memoria, dejándonos sin esperanza ninguna de que la matanza cese algún día», añadió.
Los barriles de explosivos, cuyo uso fue denunciado por las organizaciones de derechos humanos, ya que no distinguen entre objetivos civiles y militares, han matado a numerosos civiles, principalmente en las zonas rebeldes de la provincia septentrional de Alepo.
Estos barriles, fabricados con metal y una capa de cemento en su interior, están llenos de TNT y son lanzados desde helicópteros y aviones militares. No cuentan con un sistema de guía, por lo que son imprecisos.
Alepo está dividida desde julio de 2012 entre distritos leales al régimen al oeste y distritos controlados por los rebeldes, al este.
Desde finales de 2013, la aviación del presidente Bashar al Asad lanza barriles cargados de explosivos sobre los distritos rebeldes, pese a una resolución de la ONU que condena esta práctica.
Los rebeldes han perdido numerosos feudos en el último año frente a un régimen apoyado por el movimiento chiita libanés Hezbolá y también frente a los yihadistas del grupo Estado Islámico en el norte y el este de Siria.
El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, aseguró que el número de ataques con estas bombas es actualmente «muy superior» al de hace un par de semanas, precisando que el miércoles, helicópteros militares lanzaron cuatro barriles explosivos en un campo de desplazados en la provincia de Idleb (noroeste), matando por lo menos a 10 personas e hiriendo a decenas más.
Videos que pusieron en internet militantes opositores muestran cuerpos cortados en mil pedazos y gente gimiendo mientras trata de rescatar a los supervivientes.
Para Estados Unidos, «el ataque contra el campo de Abedin no fue nada menos que una barbarie».
La organización de defensa de los Derechos Humanos Human Rights Watch, con sede en Nueva York, ha calificado en varias oportunidades de «ilegal» el uso de estos barriles explosivos.
«Hay un esfuerzo internacional para frenar los abusos del (grupo yihadista) Estado Islámico, pero no hay un esfuerzo internacional concertado para frenar los abusos del gobierno sirio», lamentó Lama Fakih, de HRW.