«Miles de cubanos fueron encarcelados en prisiones en condiciones deplorables, otros miles fueron perseguidos e intimidados y a generaciones enteras se les negaron libertades políticas básicas», señala HRW en un comunicado.
A nivel personal, HRW ha recordado que Fidel Castro «desempeñó los tres cargos con más poder en el gobierno de Cuba: presidente del Consejo de Estado, presidente del Consejo de Ministros y primer secretario del Partido Comunista de Cuba».
El grupo reconoce «avances en salud y educación, pero muchos de estos logros se vieron contrarrestados por largos períodos de dificultades económicas y políticas represivas».
Esta represión «se consagró en la legislación y fue aplicada por las fuerzas de seguridad, grupos de civiles alineados con el Estado y un poder judicial totalmente subordinado al ejecutivo». Para ello, aplicaron tácticas como «vigilancia, golpizas, detenciones arbitrarias y actos públicos de repudio que aún hoy continúan siendo usadas por el gobierno cubano».
Asimismo, la organización destaca que la represión «se intensificó en ciertos periodos» como la conocida como Primavera Negra de 2003, en la que 75 activistas de Derechos Humanos, periodistas, sindicalistas y disidentes fueron procesadas judicialmente a puerta cerrada en las que se les acusó de ser mercenarios de Estados Unidos.
«Muchas permanecieron años en prisiones en condiciones inhumanas, fueron sometidas a largos períodos de aislamiento y golpizas, y se les negó asistencia médica básica incluso cuando padecían enfermedades graves», relata HRW, que explica que solo se resolvió su situación cuando fueron excarcelados «con la condición de que aceptaran exiliarse a España».
EMBARGO Y ACERCAMIENTO A EEUU
En cuanto al embargo de Estados Unidos a Cuba instaurado hace más de 50 años, HRW reconoce que «ha impuesto privaciones indiscriminadas a la totalidad del pueblo cubano, y no ha contribuido en absoluto a mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba».
En concreto, considera que, por contra, el embargo «ha aislado a Estados Unidos». «Castro supo usar hábilmente el embargo para cosechar simpatías en el exterior, y al mismo tiempo le sirvió como pretexto para reprimir intentos legítimos de promover reformas en Cuba desde adentro», subraya.
«Durante décadas, Fidel Castro fue el principal beneficiario de una política de aislamiento profundamente errada de Estados Unidos que le permitió victimizarse y, con ello, disuadir a otros gobiernos de repudiar sus prácticas represivas», ha argumentado el director para la Américas de HRW, José Miguel Vivanco.
Aunque el embargo sigue vigente, el acercamiento acordado por Washington y La Habana ha propiciado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2015, recuerda HRW. A cambio, las autoridades cubanas han dado la libertad condicional a 53 presos políticos.
Sin embargo, advierte HRW, «las leyes orwellianas que permitieron su encarcelamiento _y el de miles de personas antes que ellos_ siguen vigentes, y el gobierno cubano continúa reprimiendo a personas y grupos que critican al gobierno o reivindican derechos humanos fundamentales».
«Los arrestos arbitrarios y las detenciones breves son habituales e impiden que defensores de derechos humanos, periodistas independientes y otras personas puedan reunirse o desplazarse libremente. A menudo se realizan detenciones preventivas de personas para evitar que participen en marchas pacíficas o en reuniones políticas», ha apuntado el grupo.
Vivanco ha destacado que «si bien el embargo de Estados Unidos continúa vigente, la política de acercamiento diplomático iniciada por el gobierno del presidente Obama ha modificado esta ecuación, al privar al gobierno cubano de su principal pretexto para reprimir el disenso en la isla».