Desde 1898 la relación con Estados Unidos había marcado la vida política en Cuba. En 1952 había elecciones previstas, pero no se celebraron debido a la intervención estadounidense. El poder se entregó a Batista, que aumentó la represión anticomunista.
Fidel Castro, excandidato parlamentario del Partido Ortodoxo, encabezó al año siguiente el asalto al cuartel de Moncada, acción que marcaría el comienzo de una amplia insurrección popular, cuyo principal objetivo era la caída de la dictadura de Batista; sin embargo, fracasó.
En 1954 Batista fue designado presidente en unas elecciones autoconvocadas y sin oposición. Castro, que estaba en prisión, fue liberado y partió al exilio en México. El abandono del populismo por Batista incrementó el malestar entre la población, y la conflictividad política y la represión crecieron. Ya se podía hablar de guerra civil.
Castro organizó una pequeña expedición y entró en Cuba en noviembre de 1956. Él y su Movimiento 26 de julio (M-26-7) crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, que pronto se convirtió en el ejército rebelde. El M-26-7 defendía el igualitarismo, la socialización y un nacionalismo manifiestamente antiestadounidense. La espiral acción-represión no dejó de aumentar.
La firma del Pacto de Caracas (1958) aceleró el desmoronamiento del régimen. Washington retiró su apoyo a la dictadura y el 1 de enero de 1959 los seguidores de Castro tomaron La Habana. El 16 de febrero de 1959 Fidel Castro juró el cargo como primer ministro cubano e instauraba una dictadura comunista dependiente de Moscú.
Fuente: 365 días que cambiaron el mundo