Kiska ha reconocido que la muerte de Kuciak hizo de 2018 «un año de lucha por la decencia y la justicia». «Hemos perdido el derecho a cerrar los ojos y mirar hacia otro lado», ha dicho en un discurso televisado.
Kuciak fue asesinado el pasado mes de febrero junto a su novia, Martina Kusnirova, en su casa de Velka Maca, a unos 65 kilómetros de Bratislava, cuando investigaba los presuntos vínculos de políticos eslovacos con la mafia italiana.
Este doble crimen, que fue interpretado como una venganza, provocó la caída del Gobierno de Robert Fico, que ha sido sucedido como primer ministro por el socialdemócrata Peter Pellegrini.
Además, el presidente eslovaco ha aprovechado su mensaje del 1 de enero para enfatizar que 2019 será su último año en el cargo, dado que no buscará un segundo mandato.