El ejército sirio reconquistó todas las posiciones recientemente tomadas por los rebeldes en la provincia de Latakia, feudo del clan del presidente Bashar al Asad en el noroeste del país, según informaron este lunes fuentes militares. Entre tanto, los inspectores de la ONU han comenzado su investigación sobre el eventual uso de armas químicas. «El ejército recuperó el control de la montaña de Nabi Ashia y de las regiones aledañas en el norte de la provincia de Latakia», indicó la fuente a la agencia oficial Sana.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) confirmó esta información, e indicó que el ejército logró reconquistar los nueve pueblos alauitas que los rebeldes habían tomado hace dos semanas.
Los insurgentes lanzaron a principios de agosto la «batalla de la liberación de la costa», en particular en la región de Latakia, feudo de los alauitas, una comunidad heterodoxa a la que pertenecen la mayoría de dirigentes del régimen y el presidente Bashar al Asad. Los pueblos tomados por los rebeldes estaban ubicados cerca de Qordaha, la ciudad natal del difunto expresidente Hafez al Asad, padre del actual dirigente.
Una fuente de seguridad siria indicó a la AFP que solo les faltaba por recuperar en la provincia de Latakia la localidad estratégica de Salma, fronteriza con Turquía y bajo control rebelde desde finales de 2012. La localidad de Salma, antaño lugar de veraneo, se convirtió en objeto de intensos bombardeos diarios del ejército sirio desde que fue tomada por los rebeldes.
Según el OSDH los insurgentes derribaron este domingo un avión militar en esa región. Desde hace varios meses las líneas del frente en Siria se han estabilizado, aun cuando sus protagonistas intentan avanzar aquí o allá. El régimen controla el centro, cuya capital es Damasco, y el oeste, con las ciudades costeras de Latakia y Tartus.
Las aglomeraciones importantes, con excepción de Raqa (noreste) están en manos del régimen, mientras que Alepo (norte) y Deir Ezzor (este) están cortadas en dos. Rebeldes y fuerzas del régimen se disputan el sur. El norte y el este están en manos de los insurgentes, así como de los yihadistas y combatientes kurdos.
Estos dos últimos lanzaron recientemente violentos ataques que obligaron desde el jueves a unos 30.000 sirios, en su mayoría kurdos, a huir hacia Irak. Si la rebelión controla una superficie más grande que el régimen, este último domina las regiones más pobladas. Los expertos de la ONU, que llegaron el domingo a Damasco para intentar determinar si se han utilizado armas químicas en el conflicto, comenzaron el lunes su trabajo en el mayor secreto.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reclamó nuevamente este lunes un «acceso totalmente libre» a los sitios que son objeto de acusaciones para «establecer los hechos de manera creíble». Así podrán «emprender los análisis necesarios y recoger muestras». También deberán ser autorizados a «mantener entrevistas con testigos, víctimas y el personal médico y realizar autopsias», dijo.
El equipo de la ONU está integrado por una decena de inspectores y dirigido por el sueco Aake Sellström. Ban reconoció que la situación sobre el terreno «tendrá un impacto sobre las actividades» de los investigadores y reafirmó que «el gobierno y las demás partes en Siria deben garantizar su seguridad».
El mandato de los expertos, recordó Ban, no prevé que puedan «determinar quién utilizó» armas químicas, sino únicamente «si se usaron armas químicas» en el conflicto sirio. Pero se declaró «persuadido de que una investigación eficaz sobre armas químicas ayudará a disuadir de su empleo en el futuro».
Los expertos deben en principio visitar Jan al Asal, cerca de Alepo (al norte) donde el régimen afirma que los rebeldes utilizaron armas químicas el 19 de marzo, matando al menos a 26 personas. Según la oposición, ese ataque fue montado por el régimen del presidente Asad. Los otros dos sitios previstos para ser investigados serían Ataybah, cerca de Damasco, donde un ataque fue señalado en marzo, y Homs (en el centro del país) por un ataque sospechoso el 23 de diciembre. Si se confirma el uso de armas químicas «sería un crimen internacional y los responsables tendrán que rendir cuentas», dijo Ban.