El Departamento de Estado ha señalado a estos países por «estar implicados o tolerar continuas, sistemáticas y atroces violaciones de la libertad religiosa», conforme a una ley de 1998 destinada específicamente a proteger esta libertad fundamental.
«En muchos lugares del mundo se sigue persiguiendo injustamente, procesando y encarcelando por ejercer la libertad religiosa o de culto y actualmente varios gobiernos impiden a sus ciudadanos adoptar, cambiar o renunciar a una religión o creencia», ha indicado.
La diplomacia norteamericana ha esgrimido que la libertad religiosa «es vital para la paz, la estabilidad y la prosperidad». «Estas designaciones buscan mejorar el respeto a la libertad religiosa en estos países», algunos de los cuales han hecho «mejoras», aunque insuficientes, ha explicado.